En Italia sucede algo similar a lo que ocurre en España: los pueblos se quedaron vacíos con el paso del tiempo, con la reducción de la tasa de natalidad y con la búsqueda de trabajo en las grandes ciudades.
Ahora, los pueblos ofrecen lugares donde poder vivir a un ritmo mucho más tranquilo, en un entorno saludable y perfectamente compatibles con aquellos que teletrabajan. Eso sí, les hace falta «modernizarse» para poder ofrecerse como una alternativa excelente a perfiles jóvenes de trabajadores «digitales».
En Italia ya se han puesto en marcha y desde el Gobierno han decidido destinar 1.000 millones de euros, provenientes de los Fondos Europeos de recuperación post pandemia, para reactivar los pueblos de la campiña.
De esta manera la inyección resucitará 2.000 pueblos «fantasma» que se convertirán en lugares donde vivir más barato, más sano y más tranquilos en definitiva.
650 millones de euros se destinarán para ayudas en restauración de las viviendas y de los edificios agrícolas en mal estado que pasen a ser alojamientos rurales. La idea también es fomentar el turismo rural.