A Escocia le pasa lo mismo que a Catalunya, no puede convivir ni un día más con una formula política obsoleta, basada en un monarquía anacrónica y, en un Estado que hace aguas por todos lados. Así, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, proclamó este jueves la victoria de su Partido Nacional Escocés (SNP) en las elecciones territoriales, y aseguró que buscará un nuevo referéndum de independencia «cuando pase la crisis del Covid».
En una declaración formal, la líder nacionalista dijo que, a falta de conocer los resultados definitivos, habrá una clara mayoría en el Parlamento regional en favor de la independencia -formada por su partido y los Verdes- y, por lo tanto, «el pueblo de Escocia debe decidir su futuro cuando la crisis de la Covid pase».
Al SNP le han faltado tan solo un escaño para alcanzar los 65 necesarios para controlar totalmente el parlamento de Holyrood, pero ha mejorado los resultados en las primeras elecciones post Brexit. Los conservadores mantienen el liderazgo de la oposición reteniendo los 31 diputados que tenían. Los laboristas pierden dos diputados y se quedan con 22, mientras que los ecologistas ganan terreno asegurando 8 escaños, dos más que en los últimos comicios.
Sin embargo, el buen resultado de los Verdes, que prevén en torno a nueve diputados, dará a los nacionalistas del SNP un colchón más que suficiente para formar gobierno y demandar una nueva consulta al Gobierno central, después de que en 2014 los escoceses tuvieran un referéndum democrático concertado con el Estado. Sturgeon calificó de «extraordinario e histórico» el logro de su formación, que gobernará Escocia por cuarta legislatura consecutiva.