El verano del 2020, pandemia aparte, fue el que terminó por derrumbar la figura del rey Juan Carlos I. Tras un mes de julio en el que le salpicaron escándalos como las comisiones del AVE a La Meca, las cesiones de 65 millones de dólares a Corinna, o su vinculación a sociedades panameñas, el monarca acabó huyendo de España. Desde ahí, reivindicaciones ciudadanas de protesta, grafiteros o artistas plásticos incluidos, para que el emérito se presente ante la justicia.
Desde los Països Catalans, es de donde parece que se inspiran. El grafitero catalán Roc Blackblock volvía a pintar, con más fuerza, después de que los efectivos de limpieza del Ayuntamiento borraran su mural contra el Rey emérito y en apoyo a Pablo Hasél. El grafitero acudía el domingo, 21 de febrero, a los jardines de las Tres Xemeneies para reivindicar la libertad de expresión pintando un mural del dictador español Francisco Franco y la Justicia española.
También el arte urbano valenciano de la mano del grafitero J. Warx el pasado verano también trajo polémica por sus diferentes dibujos sobre el emérito. Ahora, se vuelve a citar al emérito huido a Abu Dabi de mano del artista madrileño afincado en las Islas Baleares, Abraham Calero. Señala que la sociedad española necesita que la justicia demuestre que es igual para todos y que la corona no tiene nada que esconder.
Este fotógrafo y científico marino pegó el pasado 9 de mayo en la calle Can Pisà, de Palma de Mallorca una fotografía impresa del monarca (imagen del titular) tras los barrotes de una ventana tapiada. “Es lenguaje simbólico. Es simplemente una foto del rey pegada en la calle y es el contexto el que le da valor”, afirma Calero, que a sus 45 años lleva prácticamente desde pequeño vinculado al mundo de la fotografía.