Ahora que parece un poco apaciguado el conflicto político con Catalunya, por razón de los dos años de margen que se le han dado al gobierno español para seguir con la mesa de diálogo, tal como está marcado en los acuerdos de gobierno entre ERC, JuntsxCatalunya y la CUP, ahora, reitero, que parecía que el estado tenía controlada esa crisis territorial, aparece otra, como mínimo más urgente, que le ha explotado al gobierno en las narices: la de Ceuta y Melilla.
He aquí que se está produciendo una invasión humana, de más de 8000 personas, disfrazada de crisis migratoria y atizada por el gobierno de Marruecos, teóricamente un aliado de España. Esto le está provocando al ejecutivo de Pedro Sánchez una fenomenal crisis que hace insignificante todas las demás: ni el estallido de la Ayuso, ni los desacuerdos entre los socios de gobierno, ni el desbarajuste electoral del PSOE se le pueden comparar: es el drama de Ceuta y Melilla, dos ciudades o, mejor dicho, dos territorios coloniales, cuyo statu quo cada vez encuentra menos defensores en la esfera internacional.
Marruecos se ha reforzado militarmente en los últimos años y ha establecido muy buenas relaciones con EEUU e Israel. Esto le ha permitido recuperar la ventaja en el conflicto del Sahara Occidental y tiene muy cerca conseguir la derrota militar y social del Frente Polisario. Marruecos, sin hacer demasiado ruido, se ha convertido en una de las potencias militares de la zona y ahora ve cercana la posibilidad de recuperar, sin grandes esfuerzos, las ciudades coloniales españolas de Ceuta y Melilla.
Hoy mismo, el presidente español ha cancelado un viaje oficial y ha decidido trasladarse a las colonias de Ceuta y Melilla, como prueba desesperada de que todavía son españolas. Vienen tiempos de tormentas diplomáticas, que darán fuertes quebraderos de cabeza al gobierno español. Vienen de la frontera sur y España, hoy, ya intenta convertir este asunto en un problema europeo, pero y lo tiene mal: la frontera europea no comienza en el norte de África.
Creo que el independentismo debería estar atento a la crisis entre España y Marruecos. Tenemos dos años para preparar el embate y hay que estudiar todas las oportunidades. En el mundo pasan cosas que nos favorecen: el segundo referéndum en Escocia, que están dispuestos a celebrar unilateralmente, y el proceso de descolonización de Ceuta y Melilla que Marruecos ha comenzado unilateralmente.