La Ertzaintza ha aislado a los manifestantes en la entrada de Felipe VI, este martes en Vitoria-Gasteiz, en el País Vasco. También a aquellos que protestaban contra Sánchez, a otros republicanos y a los que tildaban el Estado español de «asesino». La bronca en los aledaños ha sido de órdago. El discurso que ha dado el jefe de Estado español, poco tiene que ver con la realidad de lo que inauguraba.
Junto con la reina Letizia y el presidente español y jefe de Gobierno socialista, Pedro Sánchez, han inaugurado un Memorial a las Víctimas del Terrorismo, que excluye, precisamente, aquellos que fueron asesinados por la policía durante la protesta obrera del 3 de octubre de 1976 en esta ciudad. Fueron los sucesos de Vitoria, también conocidos como la matanza del 3 de marzo.
La sede de este Memorial, el antiguo Banco de España, ha contado con el parlamento previo del Rey, que ha asegurado que, gracias a este nuevo centro, «se homenajea la memoria de todas las víctimas del terrorismo». Además, desde la Casa Real se marcan un propósito: «Tenemos que cumplir las finalidades como preservar y difundir la memoria de las víctimas», sin especificar cuáles.
Cinco obreros que se manifestaban por sus mejoras sindicales murieron a tiros y, posteriormente, diferentes asociaciones se han ido agrupado en lo que se conoce como Memoria Osoa, que lucha para restablecer la dignidad de las víctimas desde entonces.