Algo no se acaba de explicar bien desde el independentismo catalán. Las reflexiones del presidente de ERC Oriol Junqueras, vía misiva, o las de Jordi Sánchez, secretario general de Junts, han descolocado a los que están pendiente de esto que muchos llamamos el Procés. El primero es un político reflexivo donde los haya, el segundo le va a la zaga. Pero renunciar a la unilateralidad con una posible DUI, a estas alturas, carcome hasta las patas de las sillas ideológicas más firmes. No porque uno no se quiera divorciar, ha de significarse en contra del divorcio, al revés, ha de luchar por ese derecho… ¿no?
Aunque sea una estrategia ante el Estado, o no, han dejado dudas, más cuando están pendientes del infame indulto, que puede no traer veneno en la boca, pero si en la cola. Aunque Junqueras crea que no es la hora, que tiene una estrategia, que en 20 años todo será diferente, con más independentistas, son ideales que constatando la intransigencia de España, son peligrosos. Por lo pronto ha carcomido una de las patas de la silla del Procés, la de la esperanza, la DUI, y esa es una vía poderosa. Y que lo haya hecho precisamente él…
Ni ante los cambios geoestratégicos que estamos teniendo en Europa. Ni aunque Portugal se uniera a España, (ahora quieren un mundial de fútbol conjunto, entre otras cosas) que lo dudo, junto a Catalunya, Euskalerria, y Galicia en un momento dado, como territorios históricos, para hacer una especia de Estados Iberos Unidos, que contentara a la caverna españolista ansiosa de territorios, con capital en Andorra, [sede política] no sería nunca una excusa para defenestrar una DUI. Porque siempre puede existir ese divorcio.
Todo esto viene a dilación por la polémica suscitada este semana con la ‘poliédrica’ carta de Junqueras que Sànchez ha defendido por aportar «distensión», provocando críticas de los propios miembros de Junts. Junqueras aseguraba que «los indultos pueden aliviar el conflicto y que la vía unilateral no es viable ni deseable», y Sànchez decía «soy de los que creen que el 1 de Octubre fue concebido más para forzar al Gobierno a abrir una vía de diálogo y negociación para lograr un referéndum acordado que para proclamar efectivamente la independencia».
Las voces en contra a Junqueras y Sànchez les están llegando de todos los vientos. Anoche sábado la Assemblea Nacional Catalana (ANC) les replicaba en comunicado a ambos, «renunciar a la unilateralidad es renunciar a la independencia». La ANC les ha recordado textualmente en el comunicado que «las vías de negociación con el Estado son vías abocadas al fracaso y ha defendido la necesidad de realizar una declaración de independencia efectiva lo antes posible».
Estrategias políticas de ambos, o no, hay resquemor. Los políticos catalanes han de medir con decimales lo que dicen, o cuando salgan de la cárcel se les puede girar en contra la credibilidad, y después de tantos años de represión carcelaria sería algo tan indeseado como innecesario. Hay que ser cometidos ante los cantos de sirena con ‘indultos perdonavidas’ desde un Gobierno que busca aliados a la desesperada. España pone ‘mesas de dialogo’, Catalunya pone sillas de democracia. Cuando la justicia de Europa empiece a resolver, se pueden ver patas de madera nuevas para la silla del Procés…
