EL presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, parece estar apostando fuerte por Catalunya. Tras los indultos de los represaliados políticos y activistas, ahora quiere normalizar las relaciones institucionales con la Generalitat, y eso va más allá del ámbito nacional para mirar a las instituciones europeas. Pero todo tiene truco con el Gobierno español.
Exteriores no solo aprueba que el Govern de Pere Aragonès haya iniciado gestiones para que se le vuelvan a abrir las puertas de la Comisión Europea, sino que están dispuestos a facilitarle la labor siempre que Catalunya se calle y no vuelva a convertir su actividad en Bruselas en otra campaña soberanista. «Es lo que nos gustaría y lo queremos apoyar», según apuntan informaciones cercanas a la ministra Arancha González Laya.
El interés del Ejecutivo es ‘darle a Catalunya el chocolate del loro’ pasa por que «Catalunya recupere la interlocución con Bruselas», donde se le cerraron las puertas tras el Procés, pero siempre dentro de las competencias tasadas para las regiones o comunidades autónomas. Esto es, que puedan hacer ‘lobby’ para conseguir recursos, albergar sedes u otros beneficios que a la postre lo son para el conjunto de España. Más parecido a una colonia.
Hace una década que ningún President ha pisado el edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea en Bruselas. Un miembro del Govern insiste en la herencia recibida por parte del anterior Ejecutivo achacándole que la imagen de las cargas policiales durante el referéndum del 1-O «hicieron mucho daño».
