Israel acaba de empezar a administrar la tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer. La causa de esta tercera dosis tiene que ver con la proliferación de infecciones por la variante Delta.
El gobierno de Israel aprobó la administración de esta tercera dosis sin esperar al consentimiento internacional, tal y como publicó ayer La Vanguardia.
La tercera dosis se suministrará inicialmente a personas con deficiencias en el sistema inmunológico, siendo los trasplantados de corazón los primeros en recibirla. Se debate también su aplicación a la población general de manera inminente.
Por su parte, Pfizer anunciaba que planteaba ya solicitar la autorización para una tercera dosis de refuerzo en agosto. Lo anunció a comienzos del mes de julio, y desde Estados Unidos ya habrían señalado la negativa a esta propuesta.
La OMS desaconseja inyectar la tercera dosis y la empresa farmacéutica, por su parte, acaba de reconocer que no ha analizado aún las consecuencias que podría tener esta tercera aplicación.
Concretamente, la OMS ha advertido hoy a sus estados miembro que «Sean extremadamente cautos» y «no se vean tentados a comenzar a administrar terceras dosis de refuerzo de vacunas de covid». Considera que los datos científicos no son suficientes como para justificar esta aplicación.
Y hoy, también, el director general de Pfizer en España, Sergio Rodríguez, ha informado de que la compañía está trabajando en una tercera dosis, que los ensayos clínicos no se han parado, aunque no han tenido tiempo para analizar «los efectos y consecuencias que tendría».