A España le espera un futuro de los más negro. En febrero de 2020, había en España 8.904.789 pensionistas, la cifra más alta jamás alcanzada, que percibían 9,805 millones en pensiones. Inasumible a corto plazo. El IPC deja en papel mojado la subida de los salarios que se está produciendo y provocará el mayor gasto en pensiones de la historia. La inflación hará que el Gobierno deba extender un desembolso de cerca de 5.000 millones de euros en concepto de subida de las pagas para el próximo año.
Concretamente, se juntará al comienzo del próximo año la revalorización ordinaria de las pensiones y, para el mes de febrero, la prevista compensación que recibirá el colectivo por la desviación experimentada entre el avance de los precios de 2021 y la subida efectuada a comienzos del presente ejercicio, que ya se asume deberá ser pagada al quedar esta por debajo de la inflación. Todo si antes no cae en una quiebra económica, a la que tiene cada vez más cerca.
Ante la parálisis del Ejecutivo español que no sabe reaccionar, el precio desorbitado de la luz y los carburantes, se dispara el coste de la vida y complica el pago de las pensiones. La cesta de la compra ya registra subidas de hasta un 20% en algunos productos básicos. Además, tenemos nuevo récord en la factura. En este sentido, la cuantía concreta de este desembolso no se conocerá hasta casi terminar este año, ya que dependerá del comportamiento del IPC en los próximos meses.
Ya estaría en vigor la nueva ley según los tiempos que maneja el Gobierno pseudo socialista de Sánchez con la aprobación del proyecto de ley que iniciará en septiembre los trámites parlamentarios para intentar ver la luz antes de que finalice este año. Desde ese momento, la revalorización anual de las pensiones no se hará nunca más en base al IPC previsto para ese año sino que se llevará a cabo en función del IPC medio del año anterior.
