Las dos bebés nacieron en el Hospital San Millán de La Rioja en el año 2002, hoy desaparecido.
Inmediatamente después del parto, los bebés fueron trasladados a la sala de incubadoras, sin tener contacto con sus padres. Después de permanecer 24 horas en el área de incubadoras, son trasladadas al área de cunas, donde se produjo el cambio de las identidades por error. Es entonces cuando son entregadas a las familias opuestas.
Desde entonces, cada niña ha vivido con la familia biológica de la otra.
Una crece con sus hermanos. La otra, cuidada por su abuela, quien interpone una demanda contra el supuesto padre de la niña para reclamar la pensión de alimentos. El supuesto padre alega no ser el padre biológico de la niña, y se somete a una prueba de paternidad que, efectivamente, no sólo confirma que él no es el padre, sino que la madre tampoco lo es.
Es cuando la abuela comienza un proceso judicial para averiguar quién es en realidad esta niña, y dónde está la nieta biológica. Tras llevar a cabo las investigaciones pertinentes, solicitadas por la niña, se descubre que hubo un error y los bebés se intercambiaron.
Esta joven ha solicitado una indemnización de tres millones de euros, una cantidad similar a la que Francia tuvo que abonar en un caso similar. Sin embargo, por el momento, la justicia le ha ofrecido 215.000 euros. Afirman que no existe relación de causalidad entre la actuación por parte de Salud y la situación de la joven, que tiene la obligación de soportar lo sucedido.
El asunto todavía está bajo investigación, puesto que queda pendiente conocer el resultado de las pruebas de ADN realizadas al «otro padre», que no ha tenido problema alguno en someterse a ellas. El informe todavía no se conoce y en él se confirmará si el error entre las niñas quedaría aclarado, al menos en cuanto a los genes.