El anuncio de Pedro Sánchez que dio anoche en la entrevista que le realizaron en RTVE, esconde en realidad un detalle del que poco se habla.
Acudirá a Barcelona, y de alguna manera dará su «visto bueno» al encuentro entre las delegaciones de los dos gobiernos, el de la Generalitat y el de España. Pero él no formará parte de la delegación española.
Es un detalle con importancia, puesto que precisamente si él encabezase la delegación, estaría dándole un formato protocolario bien distinto.
Este tipo de detalles son los que marcan la diferencia, puesto que se ha optado por una postura intermedia: la ausencia de Sánchez podría considerarse como una ofensa hacia el independentismo, después de su compromiso público y constante con el diálogo. Su presencia, por otro lado, en la delegación, generaría ataques por parte de quienes consideran que no debería darse tanto valor ni entidad de «Estado» al encuentro con la Generalitat.
La decisión por lo tanto ha sido intermedia: Sánchez estará presente, pero no es titular de la delegación española. Y en base a esta cuestión se han tenido que detallar, y todavía se detallan los perfiles de las personas que acudirán en representación del Govern de la Generalitat.
Sin embargo, sí que ha marcado las pautas de la reunión: Sánchez advirtió ayer, dos días antes del encuentro, que los catalanes no deberían tener unas grandes expectativas si plantean cuestiones de máximos. Además, ha subrayado en todas las ocasiones que el diálogo se establecerá en el marco de la legalidad vigente, de la Constitución, y que las decisiones que allí se tomen deberán ser posteriormente refrendadas. Aunque no ha dejado claro por quién ni de qué manera.