viernes, 22 de noviembre del 2024

La enfermedad de Juan Carlos I que Zarzuela oculta y que ha heredado Felipe VI

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Josep Herrera
Josep Herrera
Periodista Journalist Press                                                                                                                                                                             diariolasrepublicas@gmail.com
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Hace pocos días un artículo del cronista real Jaime Peñafiel sirvió para recordar que el rey Felipe padece la enfermedad del sueño o narcolepsia, heredado. Ahora al digital LOC el mismo autor revela que el padre sufre del mismo. El rey se duerme sin controlarlo, en cualquier lugar y circunstancia. Para evitarlo hay que medicarse.

Escribe Peñafiel: «Todavía recuerdo ver al Rey Juan Carlos en algunos momentos profundamente dormido. Tal cosa solo le había sucedido cuando visitamos Las Filipinas de los Marcos. Cuando llegamos a Manila procedentes de la lejanísima Arabia Saudí, un salto como para figurar en el Guinness. Sin descanso, ofrecieron la cena oficial durante la que a Don Juan Carlos se le vio dando cabezazos».

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Pero con Felipe es mucho peor. Cuenta Peñafiel que «En el internado, se comportó como era: un niño mal criado por mamá, flojo en los estudios, cierta vagancia y falta de interés en general… Juan Carlos tuvo que gritarle, la noche del 23-F cuando le obligó a permanecer en su despacho : ¡Felipe, no te duermas!».

El rey se duerme sin controlarlo, en cualquier lugar y circunstancia. Para evitarlo se medica.

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Parece evidente que el gen Borbón incluye dormir en público como dice Peñafiel que le pasa a Felipe hasta que no se medica. Felipe padece dos enfermedades raras y la Corona nunca las explicó: onicofagia y narcolepsia. Tienen nombres raros pero se entienden perfectamente.

Onicofagia: hábito de comerse las uñas compulsivamente que conlleva problemas en los dientes, deformaciones en la cutícula, verrugas e infecciones. Cada vez son más habituales imágenes del jefe del Estado en recepciones oficiales y los dedos llenos de tiritas o directamente las manos sangrando. Muy inapropiado, y lo peor, muy silenciado:

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Felipe VI con tiritas en los dedos.

Felipe VI con sangre en los dedos, por ‘morderse’ las uñas, según Peñafiel.

Jaime Peñafiel lo reveló en un libro: «Era un niño malcriado, flojo en sobre estudios, con faltas de asistencia y puntualidad y déspota. Con un grave problema añadido: el sueño. Su pubertad le provocaba Cierta vagancia, somnolencia y falta de interés general. se quedaba dormido la subasta de pie. Si estaba sentado, Felipe se dormía. Padece narcolepsia «.

D tal palo, tal astilla…

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