Euskadi podrá participar en una competición internacional, esta vez de pádel, gracias a una renuncia de España, que solo reconoce las competiciones que dependen de la Federación Internacional (FIP). Pero jugará junto a países como Alemania, Italia, Rusia, Portugal o Dinamarca.
Será el próximo 4 de octubre cuando arranque en Bilbao este Campeonato de Europa de Pádel que organiza la Federación Europea Pádel (FEPA), algo de lo que se ha desmarcado la Federación Española de Pádel (FEP). Así la Federación Vasca de Pádel (FVP), no desaprovechará la ocasión.
La prepotencia desde España es abrumadora: «Desde la Federación Española de Pádel (FEP) no se reconoce oficialidad alguna a dicha prueba, ni se le presta apoyo de ningún tipo, y refuerza su compromiso con la FIP, organismo al que pertenece como federación miembro», cita un comunicado de la FEP.
La Federación Española reitera su apoyo a la FIP, que ya organizó el campeonato el pasado mes de julio en Marbella, donde España ganó en masculino y femenino, y también rechaza con rotundidad la información publicada en varios medios de comunicación en las que asegura que ellos autorizaron la inclusión de Euskadi en este campeonato de la FEPA, una entidad no reconocida por la Federación Internacional.
El pasado 3 de agosto, la FEP tuvo conocimiento de la organización del torneo de la FEPA en el País Vasco y se informó directamente al Consejo Superior de Deportes subrayando que dicha competición no cuenta con el consentimiento ni el apoyo de la Federación Española que no lo ha incluido en su calendario de competición.
Tal y como informa Iusport, una interpretación amplia de la sentencia del Tribunal Constitucional de 2012 es la que permite a la selección de Euskadi en esta competición internacional. Lo extraño es que Catalunya no haga lo mismo que Euskadi y compita con su selección.
Como no, desde la Federación Española de Pádel se advierte del peligro que este tipo de posicionamientos generan al abrir la puerta a discursos políticos que no tienen relación con el deporte. Pero en democracia no se le pueden poner puertas al campo.