La abogada, Isabel Elbal, colaboradora de la iniciativa Contrapoder, una entidad que vela por los derechos humanos y la democracia radical, criticó la vulneración de derechos humanos que ha ocurrido cuando el diario «El Confidencial» ha publicado una conversación privada entre el Josep Lluís Alay, jefe de la oficina de Carles Puigdemont, y Gonzalo Boye, abogado del 130º presidente de Catalunya. Elbal lamentó que el medio ha mostrado una conversación privada, en la que explicaban una estrategia jurídica del independentismo.
De este modo, se habría aprovechado una investigación policial muy inconsistente, para enviar mensajes privados, quizá porque alguna parte de las partes involucradas en la investigación, dio acceso a El Confidencial. En otras palabras, es posible que esta investigación, sin pies ni cabeza, sea una estrategia del Estado para obtener y filtrar información saltándose sin escrúpulos la ley.
Esta comunicación ha sido especialmente polémica, ya que esta conversación forma parte de las torpes investigaciones de la Guardia Civil sobre la trama rusa del Procés, y de la «casual y fabricada filtración» sobre los vínculos entre Rusia y el independentismo, que se publicar antes de que se levantara el secreto de sumario. Por tanto, en esta serie de «filtraciones» es posible que entre la vulneración al derecho al secreto de las comunicaciones, también haya habido un presunto delito de revelación de secretos.
Por todo ello, Elbal lamentó que la noticia «es una injerencia inadmisible en el derecho fundamental» y ha pedido explicaciones al medio con una pregunta dirigida al periodista artífice de la noticia: «Me gustaría saber qué opina el autor de esta infame pieza sobre el secreto profesional «.
Carles Puigdemont, por alusiones, ha dado su opinión y no ha dejado indiferente a nadie: «España es una monarquía bananera. Los derechos fundamentales son pisoteados con impunidad y complicidad judicial si se trata de combatir el independentismo». De esta manera explicó el planteamiento completamente antidemocrático al Estado, que con juego sucio intenta deslegitimar el independentismo.
Puigdemont ha aprovechado el tuit para comentar que los corresponsales de «The New York Times» que publicaron la noticia de la vinculación entre el independentismo y Rusia, sin evidencias, no han hecho mención de «la deriva totalitaria» en contra de la disidencia política. Así, con un estilo irónico ha criticado que estos periodistas que estaban tan «bien informados», no han hablado sobre que el Estado esté vulnerando los derechos de Puigdemont, para que los medios creen propaganda en contra del independentismo.
Esto es incompatible con una profesión tan digna y democrática como el periodismo. Es una injerencia inadmisible en el derecho fundamental al secreto de las comunicaciones. Me gustaría saber qué opina el autor de esta infame pieza sobre el secreto profesional. https://t.co/Ye7eEamrnl
— Isabel Elbal Sánchez (@isaelbal) September 23, 2021
Espanya és una monarquia bananera. Els drets fonamentals són trepitjats amb impunitat i complicitat judicial si es tracta de combatre l’independentisme. Encara que d’aquesta deriva totalitària, que assetja dissidents, no en parlin els «ben informats» corresponsals del @nytimes. https://t.co/dmxGyDfwmo
— Carles Puigdemont (@KRLS) September 23, 2021