Diez años después de que ETA anunciase el cese de su actividad, en el día de ayer Arnaldo Otegi, junto al Secretario General de Sortu, leyeron un comunicado poniendo en valor el dolor de las víctimas, especialmente las de ETA apostando por un proceso de reconocimiento y de intento de mitigar el dolor.
Las reacciones a las palabras de Otegi han sido polarizadas: desde la derecha se ha querido tergiversar el mensaje y restarle la importancia que tiene, mientras desde puntos más progresistas y de izquierda se ha recibido el comunicado como un gesto fundamental para avanzar en el proceso de paz.
Las propias víctimas del terrorismo también están divididas. Mientras algunas muy relevantes, como la hija de Ernest Lluch, asesinado por ETA, han reconocido las palabras de Otegi y han apostado por seguir este camino de reconciliación; desde otros ámbitos de las víctimas del terrorismo, como Mayte Pagazartundúa, se han considerado como una falta de respeto.
“Nunca debió haberse producido”. Estas palabras significan mucho. Gran paso de la izquierda abertzale reconociendo que la violencia de ETA causó dolor y sufrimiento. Hay que reconocer el dolor y el sufrimiento de todas las víctimas. De todas.
— Rosa Lluch Bramon (@RosaLluchBramon) October 18, 2021
Desde el Gobierno, el Ejecutivo ha aplaudido el gesto y apuestan por seguir transitando el camino del diálogo y de la vía política.
Otegi hoy ha dado un paso más y ha planteado lo importante que sería «para la convivencia» que Felipe González reconociera su papel en los GAL, el conocido terrorismo de Estado que se llevó a cabo contra activistas del independentismo vasco.
«Qué importante sería, por ejemplo, que Felipe González dijera: Yo organicé los GAL» No como un reproche sino para que cada uno asuma lo que ha hecho», ha dicho Otegi en una entrevista dada a Catalunya Radio.
Y en este sentido, ha subrayado que, de la misma manera que él ha reconocido públicamente los errores del pasado y el mal causado, sería positivo que Felipe González admitiera que «nunca jamás en este país nadie debería haber sido torturado, ni desaparecido, ni perseguido. Nosotros no tenemos ningún problema en asumir lo que hemos hecho. Queremos saber si ellos están dispuestos a hacerlo».