El Rey Felipe VI ha defendido la necesidad de un periodismo que «descarta el ruido y extrae una información depurada, verificada y cierta», que antepone la «reflexión» frente a la «inmediatez acelerada». O lo que es lo mismo, quizás le gustaría que aquí se hiciera un periodismo servil y mudo ante los constantes casos informativos de corrupción de su familia.
Lo ha asegurado en su discurso en la XXXVIII edición del Premio de Periodismo ‘Francisco Cerecedo’ que nos trae Europa Press, concedido a la periodista e historiadora estadounidense Anne Applebaum, columnista y escritora estadounidense especializada en anticomunismo y casada con un muy conservador polaco del PP europeo, de quien ha destacado su «valentía y clarividencia» frente a «las tensiones, distanciamientos y tergiversaciones».
La Asociación de Periodistas Europeos (APE) ha explicado que el jurado acordó otorgarle el galardón a Applebaum «por su labor de investigación y divulgación sobre el autoritarismo y los nuevos fenómenos populistas» [de izquierdas] en sus artículos publicados en ‘The Atlantic’ y anteriormente en ‘The Economist’, ‘Evening Standard’ y ‘The Washington Post’.
Para Felipe VI, las circunstancias actuales, «La simplificación, la desinformación, la propaganda, las falsedades… son herramientas y forman parte de estrategias que no son nuevas, que ya se han utilizado y a las que las sociedades deben prestar mucha atención». Por lo que ha insistido en primar «la información rigurosa y la mayor objetividad, así como el análisis exhaustivo y preciso de los hechos».
Suponemos que se debe referir, por ejemplo, a los medios españoles en el 1 de octubre, donde se dijo que los ciudadanos golpearon a la policía… o que los Jordis asaltaron un vehículo de la Guardia Civil para subirse a el y enaltecer a la población…