Pilar Eyre la periodista y escritora especializada en la familia real, ha escrito su regalo por los 16 años de la Princesa Leonor. La cronista real dedica en su blog de Lecturas a criticar, de forma sibilina, la opacidad de la Corona al desinformar de la vida de la próxima jefe del Estado. Como si fuera un secreto de Estado. El adolescente ya tiene 16 años, edad mínima para trabajar. Y los españoles no saben nada.
Eyre vaticina su cambio físico y emocional en plena adolescencia: «Leonor debe afianzar su personalidad. De momento, no la tiene o no se le conoce. Y Eyre se pregunta ¿Es presumida, le gusta la moda, se preocupa por su físico? Misterio: La dieta con exceso de hidratos del colegio galés tiene un efecto letal sobre las alumnas españolas: ¡engordan! “5 kilos por cada año que pasé allí”, le comenta una exalumna del mismo centro.
Eyre avisa sobre otro posible cambio de la princesa, por herencia paterna tiene nariz gorda, por herencia materna tiene obsesión por la cirugía estética: «La princesa es guapa y en su rostro se evidencian los rasgos clásicos de su herencia borbónica, no sabemos si tratará de remodelarlos en el futuro.
Y recuerda la respuesta que su tía anciana Pilar de Borbón dio a quien le sugería modificar su perfil: “ ¡Ni pensarlo!, ¡se han necesitado veinte generaciones para hacer esta nariz!”. Es elegante y tiene estilo, pero su forma de vestir, según los expertos, urge una rápida modernización”.
Luego la cronista borbónica escribe que vendría su gran cambio hormonal que será también sentimental: las hormonas a los 16 años empujan a enamorarse. Y dados los comentarios sobre un supuesto lesbianismo de la princesa, por las fiestas LGTBI de su internado y por la ley holandesa que impide vetar a una heredera lesbiana, Eyre lo tiene claro: Casa Real empuja para publicar al primer novio.
«¿Veremos pronto titulares de Leonor enamorada y las fotos del chico en cuestión? Cómo se ha hablado de que las herederas de tronos podrían ser lesbianas y casarse con otra mujer ahora ya no parece tan descabellado que se filtre algún amor de la princesa de Asturias para disipar especulaciones». Leyre, como siempre, no se corta en sus reflexiones borbónicas…
