Lo que ha sucedido con la historia del supuesto Manel Monteagudo, que ni se llamaba Manel, ni se apellida Monteagudo, respecto a los 35 años que pasó en coma, deja en evidencia a buena parte del periodismo español.
Porque tampoco estuvo 35 años en coma. De hecho, no ha estado en coma jamás.
Pero todo el historión se ha publicado por diferentes medios dejando de lado lo más básico en el periodismo: contrastar.
Evidentemente a todos se nos puede escapar alguna vez un error, una comprobación, dar por bueno lo que nos están contando y sobre todo en asuntos tan delicados como éste. Entiendo perfectamente que no vas a dudar de una historia tan brutal cuando el propio protagonista te la cuenta sin parpadear.
Pero claro, resulta extraño que un hombre diga haber estado nada más y nada menos que 35 años en coma, que despierte y no se reconozca ante el espejo. El hombre contaba en el video que se ha hecho viral esta semana, que quedó sorprendido al mirarse en el espejo: «Este no soy yo. Yo tengo 22 años», decía recreándose en su propia mentira.
Una «trola» de una dimensión que al final el gallego, que se llama en realidad José Manuel Blanco ha tenido que cortar en seco después de que las redes echasen humo al ver que la versión no encajaba por ninguna parte.
En primer lugar porque ya sonaba raro que este hombre hubiera estado 35 años en coma, siendo algo extraordinario. El caso que más tiempo ha durado en esta situación es una mujer que estuvo 27 años.
Y no sólo por una cuestión médica, sino por los hechos que adornaban el relato: durante el tiempo que decía haber estado en coma, este hombre había contraído matrimonio, había tenido dos hijas… cosas que no cuadraban en absoluto.
Así que los lectores de la noticia empezaron a plantear que esto podía ser perfectamente un bulo para intentar generar un debate sobre la eutanasia.
Costaba creer que fuera un bulo, puesto que distintos medios de comunicación, principalmente TVE y El Mundo habían dado totalmente por válida la versión de este señor, incluso publicando su nombre «artístico», y no habían recabado más datos sobre los hechos relatados.
Hasta que hoy finalmente, este señor ha tenido que salir a decir que jamás estuvo en coma. Que ha pasado muchos años sufriendo varios desmayos diarios. Pero que en coma, 35 años, no estuvo. Y no es que ahora tenga que definir mejor sus palabras, es que directamente lo que contó ante las cámaras era mentira.
Una irresponsabilidad brutal, por las consecuencias que tiene en muchos aspectos. Sobre todo para las personas que sí están sufriendo el hecho de tener un familiar o un ser querido en coma, ya que este tipo de noticias genera en ellos, como es lógico, una sensación de esperanza que de pronto se desploma. Y porque no se puede mentir de esta manera, es algo básico.
Pero además, ¿los periodistas? ¿no se plantearon en ningún momento las dudas que cualquier lector se ha hecho? ¿De verdad a nadie le saltó la más mínima sospecha sobre todo lo que decía este señor?
Ya venimos tiempo denunciando la baja exigencia que tienen algunos medios para contar la verdad. Pero esta, sin lugar a dudas, deja en evidencia el tipo de «información» que nos presentan. Sin ningún tipo de pudor, sin ningún tipo de respeto.
Y si han sido capaces de colarnos semejante trola, imagínense cuando la cosa no es tan clara.