Acto de catalananofóbia encubierta en estado puro. La Fundación Villacisneros premia al magistrado del Tribunal Supremo (TS) Pablo Llarena, instructor de la causa contra el Procès independentista y con obsesión persecutoria a Carles Puigdemont y demás Eurodiputados en el exilio, a pesar de que Europa le ningunea una y otra vez con sus demandas de extradición.
La fundación, a pesar de la poca credibilidad democrática que este magistrado tienen en Europa, le ha otorgado este premio en «reconocimiento a su trabajo en defensa del estado de derecho, pese a los ataques recibidos y por su integridad».
Además de resaltar justo lo contrario de lo que muchos demócratas piensan: «Merece porque ha defendido el imperio de la ley», ha destacado el presidente de la fundación Íñigo Gómez-Pineda durante la ceremonia que se ha celebrado este martes.
Esta fundación tiene como misión defender «el estado de derecho, la unidad de España y el orgullo de ser español», difundir «la verdadera historia de nuestra nación» y luchar «por la dignidad de las víctimas del terrorismo, que representan lo mejor de nuestra sociedad».