jueves, 31 de octubre del 2024

El exministro Bono revela la depravación del CNI para proteger a Juan Carlos I del escándalo público

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Josep Herrera
Josep Herrera
Periodista Journalist Press                                                                                                                                                                             diariolasrepublicas@gmail.com
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«Era un lugar frío, desocupado y vulgar», ha dicho siempre la vedette sobre el lugar de los encuentros con el ex jefe de Estado Borbón español… Nuevos datos sobre las corruptelas y la ocultación de estas por parte del rey emérito, con el beneplácito del Estado. El exministro de Defensa español, José Bono, ha abierto un nuevo episodio de secretos de estado que manchan directamente al rey fugado Juan Carlos I.

El diario El Periódico de España ha explicado que Bono ha admitido que durante su etapa como ministro habló con el director del CNI, Alberto Saiz, sobre el escándalo de los pagos a la actriz murciana Bárbara Rey por parte de empresas del Ibex 35 como Repsol, Telefónica o Santander.

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El objetivo de la conversación fue, nada menos, que no saliera a la luz la relación sentimental que la actriz mantenía con Juan Carlos I. Aún así, Bono asegura, tras consultarlo con el CNI, que nunca se pagaron asuntos privados con presupuestos del Estado.

José Bono y Juan Carlos I.

Los casi cinco millones y medio de euros que recibió la cantante murciana en seis años fueron porque, según los papeles de Villarejo, el expresidente del Gobierno José María Aznar lo pidió a las empresas del Ibex.

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Hay que recordar que el CESID, antigua denominación del CNI, facilitó al Rey un chalé adosado en una zona residencial de Madrid para sus encuentros secretos con la vedette. Al parecer, la vivienda unifamiliar estaba destinada a ser un centro operativo para reuniones de alto nivel de los espías, sin embargo, se acabo convirtiendo en el nidito de amor del monarca durante tres años.

Contrató además una operaria doméstica, que se encargaba de mantener la casa en condiciones. La trabajadora recibía instrucciones de un agente, un guardia civil que usaba el nombre de Moreno, a la que llamaba con antelación cada vez que la vivienda iba a ser utilizada. Sus encargos eran mantener la vivienda limpia, reponer algunos artículos del frigorífico, sobre todo fruta y champagne, y que nunca faltara crema Nivea y perfume de la marca Eternity en el cuarto de baño…

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