A los antivacunas o negacionistas del Covid no les gustará este artículo. Johann Biacsics, uno de los líderes del movimiento antivacunas en Austria, ha fallecido a los 65 años al contraer hace unas semanas la Covid-19, negarse a recibir tratamiento y utilizar lavativas de dióxido de cloro o lejía.
Tal y como han informado distintos medios de comunicación, Biacsics fue hospitalizado a primeros de noviembre en una clínica de Viena tras sufrir una crisis respiratoria y dar positivo en la prueba de coronavirus.
A pesar de estar «muy grave», Biacsics solicitó el alta voluntaria desatendiendo los consejos de los médicos. Y es que estaba convencido de que el tratamiento con dióxido de cloro le salvaría del virus, cosa que no ha ocurrido.
Dos semanas antes de su muerte había dirigido una manifestación antivacunas en la capital austriaca y ahora algunos de sus seguidores han llenado su muro de Facebook con mensajes en los que denuncian ahora que habría sido envenenado.
El desenlace de Biacsics contrasta con la decisión tomada por Lorenzo Damiano, ‘líder’ del movimiento antivacunas contra la Covid en Italia, que tras contraer el virus e ingresar en un hospital, se ha arrepentido por no vacunarse y ha pedido a la población «seguir la ciencia», que «cura y salva».
«Claramente mi visión ha cambiado, estoy listo para decirle al mundo lo importante que es seguir colectivamente la ciencia, la que te cura y te salva», dijo el líder del movimiento conocido como No Vax en Italia. Además, Damiano agradeció a los médicos y trabajadores de salud del hospital donde fue ingresado, Vittorio Veneto, por tratarle. «Han sido maravillosos», reconoció.
Teorías conspirativas y fe en las medicinas alternativas
Las cuotas de vacunación se estancan en los países de lengua alemana pese a los esfuerzos de las autoridades, un fenómeno que los expertos atribuyen a factores como la fe en las medicinas alternativas, la cultura individualista y la amplia difusión de teorías conspirativas.
No todos los no vacunados están «cortados por el mismo patrón», explica a Efe el profesor de estudios religiosos de la Universidad de Gotinga, Andreas Grunschloss, que destacó que entre ellas hay «individuos con argumentos racionales para creer que la vacuna no es segura».
Sin embargo, según Grunschloss, también existe entre un 8% y un 10% de la población abierto a ideas esotéricas y con preferencia por las «medicinas alternativas», que se deja influir por tales interpretaciones a la hora de decidir sobre la vacuna.
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