La prensa europea no es como la adoctrinada española en el caso de Juan Carlos I con la justicia suiza. El constante blanqueo al emérito por parte de los medios de comunicación afines al régimen del 78 es incesante. Estos medios propician el terreno para su regreso a la espera que la justicia británica acepte su inmunidad. Pero en Europa lo ven muy distinto y ven sus corruptelas como algo muy grave, lamentando que sólo se haya salvado por la falta de pruebas sobre el Borbón. Algo que les resulta poco creíble.
Desde Alemania, titulan en la portada del RDN que «Se suspende la investigación contra el ex rey español. Había que encontrar más pruebas». Y añaden: «La historia es ciertamente notable. Lo que lo hace aún más notable es que Bertossa descubrió que Juan Carlos I regaló el dinero a la empresaria alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein , que se describió a sí misma como la “amada amiga” del monarca. Bertossa encontró esto tan sospechoso que, a diferencia de Juan Carlos, enumeró a los alemanes como los «acusados», acusándola de blanqueo de capitales. Pero también tuvo que dejar esa sospecha».
Desde Reino Unido, donde Corinna le ha denunciado y tiene un caso abierto, en el Daily Mail no hablan de «presunto corrupto» sino que lo señalan directamente, acusando al Borbón de no declarar dinero y aceptar cobros ilegales: «Las empresas ferroviarias españolas obtuvieron un contrato de construcción lucrativo por parte de Arabia Saudita en 2011 y Juan Carlos tuvo acceso a la cuenta bancaria suiza alegando que el dinero se pagó como parte de un plan de cohecho . Pero los fiscales suizos no pudieron vincular ‘suficientemente’ el dinero y el contrato de tren».
Incluso en Francia con el Paris Match, no lo niegan y recuerdan el pasado franquista del ex jefe de Estado: «Figura central en la transición democrática tras la muerte del dictador español Franco en 1975, Juan Carlos, que abdicó en 2014 en medio de escándalos, es objeto de tres investigaciones judiciales en España».
Por último, que no menos importante, desde Suiza con el Tribune de Genève, citando un último aspecto que tampoco ha ayudado a poder sacar el entramado del caso: la lentitud de la justicia suiza: «El hecho de que una investigación dure más de tres años para dar lugar a una clasificación general y una pequeña multa en una sección adicional plantea interrogantes». Como ya indicamos Las Republicas ayer mismo.
