Un vez más, una exclusiva del diario Público ha revelado nueva información relativa al origen de la sucia fortuna de Juan Carlos I. A pesar del archivo de sus corruptelas, siguen descubriéndose demasiados trapos sucios y éste, concretamente, salpica al CNI. Resulta que el servicio secreto español negoció reducir la deuda fiscal del mercader libanés Abdul Rahman El Assir, huido de España, que chantajeaba al Estado con documentos sobre sus transacciones de armas que implicaban al rey emérito.
Según correos del CNI y audios e informes de Villarejo, se le ofreció una rebaja de 10,3 millones a cambio del silencio sobre sus negocios de armas con el Borbón. La causa contra el empresario fue archivada por la Audiencia Nacional en 2007, pero en 2014 se reabrió y devolvieron las amenazas de revelar información que comprometía a la monarquía española.
Además, los mails entre CNI y el comisario de la Policía Nacional demuestran, por un lado, que el servicio de inteligencia le habría encargado tareas puntuales y, por otro, que era el elegido para garantizar el silencio del traficante de armas. De hecho, Villarejo ha insistido en que trabajaba para el CNI, aunque esto no demostraría haber cobrado estos servicios durante los años que abarca el caso Tándem que lo tiene acorralado.
El citado diario también detalla cómo varios correos del CNI recriminan a Villarejo que en sus informes especifique la identidad del «objetivo» de la operación: «Insisto en que hay que anular toda referencia a la identidad de OP14», expone uno de los mensajes aludiendo a El Assir. Actualmente, a pesar de los altibajos por los chantajes, es sabido que el traficante y el rey español mantienen buena relación. De hecho, El Assir es un acompañante habitual del monarca fugado a Abu Dhabi.