Barcelona abre este sábado la temporada de playas, con la prohibición de fumar como su novedad más destacable. El objetivo es convertir las playas en «lugares de convivencia más saludables, con menos residuos y respetuosos con la defensa del medio ambiente», comunican desde el consistorio.
La medida llega después de que el año pasado se hizo una prueba piloto en cuatro playas, que el Ayuntamiento dice que fue bien recibida por la ciudadanía y que supuso una reducción de las colillas lanzadas a la arena, un residuo bastante contaminante y que tarda más de una década en degradarse. Además, al ser ligeras, a menudo terminan en el mar, donde se acumulan.
La prohibición efectiva se prevé que entre en vigor en el mes de julio, a partir de una modificación de la ordenanza sobre el uso de las vías y espacios públicos de la ciudad. Catalunya y su capital Barcelona son una sociedad madura que suelen acoger bien todo lo relacionado con las mejoras en el medio ambiente.
Durante los tres meses previos, abril, mayo y junio, se realizará una campaña informativa y de concienciación entre los usuarios de las playas. Según datos del Ayuntamiento, en Barcelona es fumadora un 20% de la población, que cuando acude a la playa fuma menos.