Aun resuena el encuentro entre Pedro Sánchez y Mohamed VI, y no se sabe que oculta ese encuentro. Lo que si sabemos es que la ocupación de cualquier territorio tiene asociado u interés económico por parte del ocupante. Nadie sustenta un territorio si no hay un beneficio a cambio. Eso es lo que el régimen del Gobierno alauita ve en el el Sáhara Occidental en buena medida, los intereses económicos que los alauitas tienen en esa región desértica. Con atención puesta en un codiciado mineral, el Fosfato, con el que se fabrican ingentes cantidades de fertilizantes para uso agrícola.
El país alauí es el mayor exportador de fosfato del mundo, posee el 72% de las reservas mundiales de dicho mineral. Mediante la explotación de dicho mineral ingresan realmente 6.300 millones de dólares al año, de acuerdo con las estadísticas de Phosphate Company (la Oficina de Sharif de Fosfatos). Aunque ‘oficialmente’ dice que ha exportado fosfato por valor de 349 millones de dólares en 2021, mientras que en 2020 la cifra estaba en los 171 millones de dólares. En cualquier caso, el lucro ha experimentado un repunte del 105%. Y en eso están todos de acuerdo.
Marruecos sólo vende roca fosfórica en bruto. Es decir, saca el mineral y lo exporta sin tratar, lo que limita el margen de beneficio, indica Público. La apuesta del Estado marroquí por este recurso es tan grande que pretende cambiar el modelo de negocio y construir una planta de tratamiento en Boucraa, en territorio ocupado, para procesar el fosfato y venderlo a un mayor precio. Para estas instalaciones, el Estado ha invertido 2.000 millones de dólares que se amortizarán pronto, en tanto que la fábrica producirá un millón de toneladas de fertilizantes al año.
Un informe pone el foco en algunas de las empresas que, pese a las resoluciones de la ONU sobre la soberanía del Sáhara, siguen haciendo negocios con Marruecos e importando recursos minerales extraídos de manera ilegal. Pero no solo minerales extrae de ese territorio ocupado. En materia agrícola, el régimen alauita ha establecido un emporio tomatero en la región de Dakhla con el que nutre hasta el 14% de las exportaciones de tomate a la UE. Lo mismo ocurre con la transición energética planteada el Gobierno marroquí, pues cerca del 50% de la energía renovable proyectada para 2030 se generará en plantas eólicas asentadas en zona ocupada. Otros beneficios vienen de camino en ese territorio ocupado, y los EEUU están detrás…