Según la información publicada, se estima que 6.824 mercenarios extranjeros, de 63 países diferentes hayan llegado a Ucrania para luchar del lado del gobierno de Zelenskiy. Así lo ha confirmado el ministerio de Defensa ruso en un comunicado público dado ayer domingo.
De la información oficial desde el Gobierno ruso, se ha afirmado que son unos cuatrocientos mercenarios los que se encuentran en Mariupol, donde tanto ellos como las tropas ucranianas no pueden rendirse ni entregarse cumpliendo las órdenes de Kiev.
El grupo más numeroso de mercenarios habría llegado desde Polonia, seguido en número por Estados Unidos, Canadá y Rumanía.
De estos mercenarios, 1035 habrían sido abatidos en combate y 912 habrían desertado, marchándose de Ucrania. Estarían en activo 4.877 en las ciudades de Kiev, Kharkov, Odessa, Nikolaev y Mariupol.
Mariupol se encuentra bajo control ruso desde hace días, y las fuerzas militares junto a los mercenarios extranjeros se habrían atrincherado en la planta metalúrgica de Azovstal, que tiene unos 11 kilómetros cuadrados y ocho plantas subterráneas.
«La mayoría de ellos son ciudadanos de países europeos, así como de Canadá«, ha afirmado Knashenkov, portavoz del ministerio de Defensa ruso. Las fuerzas rusas han interceptado las comunicaciones por radio de la planta donde habrían identificado, al menos, seis idiomas extranjeros.
El ejército ruso ofreció la rendición a los que todavía se encuentran dentro de la fábrica, marcando como fecha límite el día de ayer domingo a medio día. Se garantizaba la vida de aquellos que se entregasen. Sin embargo, las órdenes desde Kiev fueron contrarias a la rendición.
Desde el ministerio de Defensa ruso se advirtió del hecho de que los mercenarios extranjeros no tienen el estatus de combatientes, según el Derecho Internacional Humanitario. «Vinieron a Ucrania para ganar dinero matando eslavos. Por lo tanto, lo mejor que les espera es la responsabilidad penal y largas penas de prisión», señaló ayer el portavoz del ministerio de Defensa ruso.
En un primer momento, Ucrania facilitó la llegada de toda persona que quisiera estar dispuesta a combatir contra Moscú. Sin embargo, a partir de marzo comenzaron a limitar la aceptación a aquellos que tuvieran experiencia militar. En abril se ha paralizado la llegada de combatientes extranjeros. Según señalaba un portavoz de la llamada «legión internacional» de Ucrania, estos perfiles estaban generando más problemas que ayuda. Algunos de estos extranjeros han relatado cómo se les enviaba a la primera línea a combatir, con armas inadecuadas, sin información precisa, y cómo se sentían realmente desprotegidos y desorganizados.
