La Audiencia de Barcelona ve indicios de que dos guardias civiles trataron de forma “abusiva y humillante” a un pasajero belga en el aeropuerto de El Prat al que no dejaban hablar en catalán, obligaron dos veces a mostrarles una bolsa de heces que le hace el estómago y le impidieron volar a Bruselas, en diciembre del 2019. Una juez instructora de El Prat archivó la causa el pasado diciembre, pero ahora la Audiencia ha avalado el recurso del pasajero y ha obligado a reabrir el caso y llevarlo a juicio. En el auto, los magistrados ven “curioso” que ningún agente hablara catalán, pero en cambio sí hablen francés o inglés, lenguas no oficiales en el estado.
Sobre las 4.30 horas de la madrugada del 9 de diciembre de 2019, el ciudadano belga Christian Julien A.C. estaba en la terminal 2 del aeropuerto de El Prat para tomar un vuelo hacia Bruselas. Dejó los objetos personales y la maleta en las cajas y la cinta para atravesar el arco de seguridad. El personal de seguridad vio que llevaba algo debajo de la ropa, a la altura del abdomen y le pidieron que lo mostrara. El hombre llevaba una bolsa recolectora fecal a causa de un cáncer de colon, y se lo dijo al guardia de seguridad. También le contó que no le era agradable mostrarla en público.
Según el pasajero, el vigilante de seguridad le trató de forma despectiva y le exigía que le hablara en castellano. El hombre le respondió que prefería hablar en catalán porque el castellano no le entendía correctamente. En ese momento, el vigilante requirió la presencia de la Guardia Civil. Dos agentes fueron hacia allí y volvieron a decirle al pasajero que no entendían el catalán y que “esto es España y se habla en español”. Ante la insistencia, les mostró la bolsa del estómago y se levantó el jersey frente a todos los demás pasajeros que hacían cola en los arcos de seguridad.
Sin embargo, los agentes le hicieron pasar a una salita donde redactaron dos denuncias: una por alteración del orden público y una segunda por negarse a colaborar con la policía. Además, le ordenaron de nuevo que se desnudara de cintura hacia arriba para mostrar la bolsa y le cachearon el equipaje. Cuando el pasajero ya estaba sentado en el avión llegó un guardia civil y le dijo que tenía prohibido volar a causa de las dos denuncias.
El juzgado de El Prat archivó el caso el pasado 6 de diciembre al considerar que no estaba suficientemente probado el delito contra la integridad moral, de acuerdo con la fiscalía y la abogacía del estado, que defiende a los dos guardias civiles. Según la juez instructora, los agentes tenían la obligación de mostrar la bolsa de heces para cumplir los protocolos de seguridad de los aeropuertos. Respecto al hecho de bajar del avión, el auto judicial decía que esto sólo era competencia del comandante del avión y no de los guardias civiles.
La Audiencia considera «al menos curioso» que en el aeropuerto hubiera agentes que hablaban francés o inglés, lenguas no oficiales en el estado, y en cambio ninguno de ellos entendiera el catalán. Recuerda el tribunal que el pasajero vive en Bigues i Riells (Vallès Oriental), donde mayoritariamente se habla catalán. «Siendo el catalán uno de los dos idiomas oficiales en Catalunya, el pasajero tenía todo su derecho a expresarse en uno de ellos y no pudo hacerlo», dice el auto de la Audiencia. Por eso, da credibilidad a la versión del pasajero cuando dijo que se sintió tratado con “desprecio” y que sintió a uno de los agentes que decía “este hoy no vuela”, como finalmente ocurrió.
La Audiencia tiene en cuenta las imágenes de las cámaras de seguridad, donde se ve al pasajero mostrando claramente la bolsa de heces a los vigilantes de seguridad, con los que estuvo más de una hora. A partir de ahí, el tribunal cree que no hacía falta hacer pasar al ciudadano belga a una salita ni revisarle de nuevo la maleta, que había pasado por el escáner de seguridad. De hecho, tres guardias civiles no se pusieron de acuerdo sobre el motivo de revisarle la maleta: buscar sustancias prohibidas, buscar algún documento porque se negaba a identificarse y revisar su equipaje porque había causado problemas en el control de seguridad .
Por todo ello, los magistrados consideran «desproporcionada» la actuación de la Guardia Civil para prohibirle hablar en catalán, obligarle a mostrar de nuevo la bolsa estómago y hacerle entrar voluntariamente y de forma pacífica en la salita donde le revisaron el equipaje.
Sobre el hecho de bajar del avión, los magistrados dicen que no es cierto que fuera decisión del comandante del aparato, ya que la compañía aérea asegura que el pasajero estaba tranquilo y no había causado ningún problema. Por eso, la Audiencia considera que fue una decisión totalmente llevada a cabo por la Guardia Civil por los hechos ocurridos en el control de seguridad del aeropuerto.
Por todo ello, el tribunal considera que es necesario proseguir con el procedimiento penal contra los dos guardias civiles, porque hay indicios de que trataron de forma “abusiva y humillante” al pasajero. Ahora la instrucción está prácticamente terminada y la juez de El Prat debería dejar el caso a punto de juicio.