sábado, 23 de noviembre del 2024

Periodista canadiense Eva Bartlett: «Esto es lo que encontré en la «fosa» cerca de Mariupol»

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Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
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Eva Bartlett es una periodista independiente canadiense que siempre ha estado rodeada de polémica por no someterse a los dictados de las narrativas oficiales.

En esta ocasión, ha acudido a Mariupol a comprobar lo que la prensa occidental estaba relatando y contrastar la información publicada.

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Destrucción de viviendas y uso de civiles como escudos humanos

Esta semana ha publicado en The Internationalist la pieza : «Las fuerzas ucranianas utilizaron tácticas de tierra arrasada«. En ella presenta la entrevista a Valerie, una mujer que conoció en Mariupol y que habla sobre la preocupación´sobre los edificios asolados por el batallón Azov.

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«Nuestra tierra debe ser limpiada de locos. Algunas personas los llaman nazis, creo que es la única palabra que se puede decir de ellos: nazis» señala Valerie.

En su reportaje explica que en Mariupol, el pasado 21 de abril el periodista Roman Kosarev relata que «como pueden ver, los bombardeos continúan. Está teniendo lugar en la planta de Azovstal donde se esconden el resto de fuerzas nazis y ucranianas».

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Se recogen los testimonios que narran cómo los edificios de viviendas han sido destruidos en Mariupol «porque las fuerzas nazis y ucranianas los habían ocupado».

«Entraron en los edificios de la gente, instalaron sus armas allí y comenzaron a disparar contra los ejércitos rusos y de la República Popular de Donetsk que se aproximaban. El otro lado se vio obligado a responder, obviamente. Las personas se vieron obligadas a bajar a los sótanos, por lo que básicamente los ucranianos los utilizaban como escudos humanos. A medida que se retiraban, continuaban bombardeando las casas». Explica también que los testigos confirmaron que las tropas ucranianas habían dejado «trampas explosivas, minando todo. Están usando técnicas de tierra arrasada».

Eva estuvo acompañada por el periodista Roman Kosarev, que le explicó al llegar que iba a ver edificios como los que se habían visto en Homs, en Alepo y que este destrozo respondía a que los soldados ucranianos y los nazis de Azov colocaron sus armas dentro de los edificios residenciales, obligaron a los residentes a ir al sótano o a las plantas inferiores, y ocuparon los superiores. «Lo hicieron con la esperanza de que Rusia o las fuerzas de la RPD devolvieran el fuego y dañaran los edificios, creando una imagen perfecta de los terribles rusos que atacan a los civiles, lo que no era cierto».

A medida que los soldados ucranianos se retiraban para esconderse en la fábrica Azovstal, «continuaron bombardeando los edificios a pesar de que sabían que había gente allí, culpando a los soldados rusos y a la RPD por ello.»

Las «fosas comunes» de Mariupol

Explica Eva que «según los medios occidentales, que ahora copian y pegan las mismas afirmaciones, las fuerzas rusas aparentemente enterraron en secreto hasta 9.000 civiles en Mariupol en «fosas comunes», en una localidad al oeste de la ciudad».

Eva afirma que esto «nunca sucedió» porque «no hay fosa común». Explica la periodista que «en realidad es un cementerio normal, pequeño, sin pozos ni fosas comunes. Un cementerio ordenado cuyos sepultureros refutaron las afirmaciones occidentales».

Bartlett entrevistó a los responsables del cementerio que desmintieron la información publicada. Los responsables afirmaron que cada persona estaba enterrada en ataúdes, con la información disponible que de ellos se tenía. Y que entre ellos también se dio sepultura a soldados ucranianos.

En la propia cuenta de twitter de la periodista ella misma denuncia estos hechos:

Eva denuncia las afirmaciones hechas por el alcalde de Mariupol, Vadym Boichenko, que no se encuentra en la ciudad y que señaló para el Washington Post que «el lugar se había denominado «el nuevo Babyn Yar», en referencia a una de las fosas comunes más grandes de Europa ubicada en las afueras de Kiev, donde 33.000 judíos fueron asesinados por los nazis en 1941 durante la Segunda Guerra Mundial». La periodista valora estas declaraciones como «irónicas en varios sentidos», porque considera que es «un alcalde que está blanqueando a los neonazis que se han vuelto locos en la ciudad de Hso, en particular los del Batallón Azov, que han utilizado a civiles como escudos humanos, han ocupado y militarizado la infraestructura civil, civiles ejecutados a bocajarro, y está comparando una supuesta (y no existente) fosa común con una masacre nazi de la Segunda Guerra Mundial». «Mientras tanto, el régimen de Kiev ha reescrito la historia, convirtiendo a los nazis de la Segunda Guerra Mundial y sus colaboradores en héroes de la ncación. El ejemplo más notorio es la figura de Stephan Bandera».

La periodista señala que «la otra afirmación alarmante de Boichenko fue la supuesta «fosa común», considerándolo «el mayor crimen de guerra del Siglo XXI». Eva afirma que «en realidad el sitio tiene alrededor de 400 parcelas individuales, incluídas 100 vacías. Los 9.000 cadáveres y el «mayor crimen de guerra» fueron afirmaciones no verificadas, hechas por un alcalde que huyó de la ciudad, promovidas por medios de comunicación que admitieron en las propias publicaciones que no podían verificar esas afirmaciones de forma independiente».

Sobre la existencia de fosas comunes en la zona (no concretamente la que se ha señalado por los medios occidentales, que la periodista desmiente su existencia), el líder de DPR, Denis Puishilin ha afirmado haber descubierto 300 fosas desde el año 2014: «En 2014 y 2015 se descubrieron fosas comunes cuando los combatientes de Azov o Aidar se retiraron de la región de Donestk. Incluso vi a una mujer que fue desenterrada: tenía los brazos atados a la espalda, estaba en las últimas semanas de embarazo y tenía un agujero en la cabeza, lo que significa que fue ejecutada».

La periodista concluye afirmando: «repetiré lo que he dicho sobre los informes en los medios occidentales sobre Siria (que según mi experiencia sobre el terreno en ese país, es en mayor parte deshonesto): aquellos que promueven estos engaños y la propaganda de guerra tienen las manos manchadas de sangre. Después de las innumerables mentiras que emanan de los medios corporativos oocidentales, espero que la gente ejercite el pensamiento crítico cada vez que se presente una nueva afirmación, particularmente cuando los sospechosos habituales hablan a coro». 

 

 

 

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