Hace unos días el diario Washington Post publicaba un reportaje sobre los refugiados ucranianos en Rusia. Concretamente lo titulaba «Refugiados ucranianos en Rusia denuncian interrogatorios, detenciones y otros abusos».
Una de las personas citadas en el artículo, Danil Maknitsky, miembro de «Futur Society», una organización que coordina acciones de voluntariado para ayudar a los refugiados ha denunciado al publicarse el artículo que «la mayor parte de lo que había dicho no estaba reflejado y que lo que se le adjudica está sacado de contexto». RT se ha puesto en contacto con Maknistsky al respecto.
Explica que cuando los periodistas del Washington Post lo contactaron, sospechaba que sus declaraciones serían sesgadas, pero en un principio, todo parecía ser serio.
«Mi conversación con Bimbaum (autor del artículo) fue en inglés y duró una hora u hora y media. En ese momento pensé que Bimbaum era bastante razonable: hizo preguntas sensatas, mostró una buena comprensión de los hechos y ni siquiera parecía confiar plenamente en la narrativa de la propaganda oficial ucraniana, que era lo único que finalmente reflejó el artículo. Mi impresión fue que realmente estaba tratando de entender, de llegar al fondo de las cosas». Se señala que «algo sucedió entre la conversación y la publicación.»
«Me preguntó si habíamos visto refugiados retenidos por la fuerza en algún lugar o que se les hubieran retirado los pasaportes. Y lo dije tal cual es: hemos hablado con miles de personas, y ninguna de ellas nos dijo algo así, ni trató de pedirnos ayuda o pasarnos una nota». «Los voluntarios y los refugiados desarrollan relaciones basadas en la confianza. Cuando llevas ayuda a la gente no te ven como parte de la administración o de las autoridades. A veces se quejaban de las acciones de la administración o de sus condiciones de vida. Algunos de ellos estaban resentidos por su situación, como por el hecho de haberse tenido que marchar a causa de la presencia de tropas. Pero ninguna de las miles de personas nos dio ningún indicio de que se las hubiera llevado o estuvieran retenidas por la fuerza, o que les hubieran quitado sus documentos».
Maknitsky señala que «nada de lo que dijo fue publicado» excepto una frase: «Algunos de los refugiados no entienden a dónde van cuando se inscriben». El entrevistado insiste en que estas palabras fueron sacadas de contexto y colocadas en una narración que cambia el significado por completo. «Estaba hablando de un centro de refugiados en Taganrog que recibe refugiados de Mariupol antes de que puedan ir a otro lugar de Rusia. La gente pasa uno o dos días como máximo en este lugar para poder obtener sus papeles. No se quedan allí durante mucho tiempo». «En este centro había algunos carteles promocionales del Ministerio para el DEsarrollo del Lejano Oriente ruso. Invitan a la gente a venir a Khabarovks y ofrecen algunos incentivos, como algo de dinero, mejores tasas de préstamos e incluso la posibilidad de obtener una hectárea de tierra. Algunas de las personas que vieron estos carteles me hablaron sobre la oportunidad, cuando estaba claro que ni siquiera sabían dónde estaba Khabarovks. Nadie los estaba obligando a ir allí, y sin embargo, cuando se sacan del contexto mis palabras suenan como si ese fuera el caso, como si la gente ni siquiera supiera dónde irían. Es todo una gran mentira».