De mal en peor. La rentabilidad, y por ende, el riesgo percibido de la deuda española, acelera su ritmo ascendente. Concretamente, este pasado lunes, el rendimiento del bono español a 10 años se situaba prácticamente en el 3%, un nivel no visto desde 2014. Se trata, por tanto, de una situación que contrasta con los tipos vigentes durante el año 2020, cuando estos se situaban en el 0%.
Este ascenso en la rentabilidad de los títulos de deuda emitidos por el Tesoro español, tal como indica Libertad Digital, implica que los inversores están pidiéndole a nuestro país un tipo de interés mayor para prestarnos su dinero. Como consecuencia, al Estado ya no le sale gratis endeudarse, sino cada vez más y más caro, lo que repercutirá en unas cuentas públicas cada vez más comprimidas por el pago de los intereses de la deuda.
En lo que se refiere a la prima de riesgo (la diferencia entre el rendimiento del bono español respecto al alemán), ya se sitúa por encima de los 135 puntos básicos. Hace justo un mes, esta se ubicaba en 105 puntos, lo que implica un ascenso de prácticamente el 30% en este periodo de tiempo.
En este escenario, el Tesoro español espera captar esta semana entre 5.500 y 7.500 millones de euros en dos pujas, una de letras y otra de bonos y obligaciones. Se tratará de la primera subasta desde que el BCE confirmó que llevará a cabo en julio una subida de los tipos de interés de 25 puntos básicos, la primera en once años