Cesar Vea es la imagen visible de una lucha ante una injusticia que afectó a 62.000 familias. Para conocer su historia hay que remontarse al año 2007, cuando apostar por las fotovoltaicas parecía un proyecto seguro.
El Gobierno Socialista prometió facilitar ayudas, garantizando un precio de compra fijo por la energía producida. Se les garantizaba que, a partir de 15 años obtendrían beneficios. Pero tres años después, el panorama cambió y el gobierno dio marcha atrás.
Sus proyectos se truncaron cuando el gobierno del PSOE decidió «frenar la ola de energía verde de golpe y aplicar recortes con carácter retroactivo de hasta un 30%», dicen los afectados a Las Repúblicas. El Gobierno emitió una comunicación a las familias informándoles de que se iba a dejar de pagar lo prometido. Quedaban así en la estacada todas las personas que se animaron a invertir todos sus ahorros. Con la disminución de las ayudas vieron cómo perdían la capacidad de salir adelante, incluso poniendo en peligro sus propias viviendas.
Los afectados hablan también de la humillación que han sentido al verse tratados como delincuentes.
Vea comenzó a acudir diariamente ante el Congreso de los diputados, día tras día, exigiendo soluciones. En su caso, invirtió un millón de euros confiando en las promesas del Gobierno.
En 2016, Vea comenzó a recorrer todos los rincones de España para escuchar a personas que, como él, se habían visto afectadas por la decisión gubernamental. Comenzó a rodar «el camino del Sol», que posteriormente pasaría a ser un reportaje de largo formato titulado «Sol(d) out».
Hasta ahora, Vea ha conseguido que todos los partidos, salvo el PSOE, se comprometan a apoyar la enmienda que propone, con la que se repararía el daño ocasionado a las familias afectadas.
El PSOE escribió a Vea comprometiéndose a dar soluciones para él y para las familias que se habían visto afectadas. Pero por el momento no han obtenido respuesta ni solución.
Aniper es la asociación que se encarga de defender los intereses de estas familias afectadas.
El actor confía en que “todos los partidos, sin excepción, comprendan que no se puede
construir un futuro sostenible sobre cadáveres. A lo largo de estos años, todos los políticos con los
que he hablado, me han reconocido que era una injusticia que había que subsanarla, pues ha
llegado la hora, hay solución y está en sus manos”.
En Francia se han hecho eco de la situación en la que se han visto miles de familias.