Alemania es previsora y está acostumbrada a cubrir sus necesidades, de la forma que mejor pueda. En este caso busca alternativas con urgencia por reducir su dependencia del gas de Rusia. La crisis de energía llega, además, cuando el país está en plena transición energética con el objetivo de desprenderse de las energías fósiles y cerrar todas las centrales nucleares.
El gobierno alemán, en previsión de un invierno complicado, ha encargado a la empresa de servicios sueca Vattenfall la construcción de un gigantesco depósito de agua caliente en Berlín. El agua que contendrá la nueva instalación de acumulación térmica ayudará a calentar los hogares de los berlineses en invierno incluso si Rusia cierra el grifo del suministro de gas.
La instalación tiene un presupuesto de 50 millones de euros y tendrá una capacidad térmica de 200 megavatios, lo suficiente para satisfacer gran parte de las necesidades de agua caliente en Berlín durante el verano y aproximadamente un 10% de lo que se necesita en el invierno.
Desde marzo, poco después del inicio de la guerra en Ucrania, Alemania trabaja en un plan de emergencia ante un posible corte de suministro de gas ruso. El plan contempla tres fases antes de llegar a una situación de emergencia energética. Se puso en marcha un gabinete de crisis para evaluar constantemente la situación del suministro y se lanzaron mensajes a la ciudadanía.
Según datos publicados en la última semana por la asociación alemana de empresas de servicios públicos, los esfuerzos del gobierno alemán por reducir el uso del gas natural ya están dando resultados: el consumo de gas ha caído un 14,3% los cinco primeros meses del año en comparación con el mismo período de 2021.
Vattenfall, la empresa que construye la gran infraestructura de acumulación de agua caliente, explica que será «un símbolo del futuro de la calefacción». El almacenamiento de calor hará posible ahorrar la energía renovable que se acumula en la red y reutilizar la energía generada para calentar los hogares…
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