Hay veces que la sanidad actúa con el único sistema con el podemos gestionar un problema, el del ensayo y error. En este caso y lejos de detenerse, los casos de viruela del mono aumentan todos los días. Hay que recordar que la vacuna contra la viruela dejó de administrarse, en España, en los años 80, y dicha vacuna cuenta todavía en los vacunados con una eficacia del 85% frente a esta nueva enfermedad.
Significa que todos los nacidos antes de 1970 tienen puesta la vacuna contra la viruela casi con total seguridad. Pero ahora los sanitarios han tenido que organizar a contrarreloj la atención a las personas con sospecha de haberse contagiado con el nuevo y fatídico virus. Son casos que no son fáciles ni rápidos de atender, porque los pacientes deben visitarse en consultas exclusivas para ellos, que deben desinfectarse cada vez.
A esto se le suma que, en dos meses, han tenido que actualizar siete veces los protocolos. «No habíamos visto un ‘monkeypox’ (el nombre de la enfermedad en inglés) nunca en la vida», comenta José Luis Blanco, consultor de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic, uno de los tres lugares de Barcelona donde se pondrán las vacunas en las personas con mayor riesgo de contagio.
La transmisión viene por el contacto íntimo
Como indicábamos ayer, la campaña de vacunación ha empezado cuando Catalunya supera el millar de contagios, con menos dosis de las que serían necesarias y en medio de un llamamiento a la autovigilancia y a tomar medidas para evitar que se esparza una enfermedad que no es de transmisión sexual, pero se transmite por el contacto íntimo con una persona infectada, por tanto, fácil de contagiar si se mantienen relaciones.
«La principal vía de transmisión es por vía sexual. La gente debe saberlo y debe decidir si realmente quiere disminuir el número de parejas sexuales o incluso un período de abstinencia sexual porque el 100% de seguridad la tenemos si no existe un contacto con una persona infectada», afirma Pep Coll, director médico del BCN Checkpoint, otro punto de vacunación. Sobre todo, vigilar que no aparezcan lesiones en la zona orgal o genitoanal.
Esto es lo ideal, pero, siendo realistas, se pide que al menos se tenga una actitud de autocuidado. Aislarse en casa unas tres semanas, hasta que no haya ninguna herida, por pequeña que sea, es clave para no seguir propagando el virus. Los médicos remarcan que la viruela del mono no es un problema del colectivo gay. «¿Ha empezado por este colectivo? Es así, pero nos puede afectar a todos», remarca Blanco.