Soria, último fin de semana de agosto. Festival del Enclave del Agua. En la zona de acampada comienzan a organizarse las meriendas, y evidentemente, las bebidas deben estar frías en las neveras. Acudir a un supermercado a las seis de la tarde a comprar hielos se convierte en una operación surrealista: no hay hielos. En ningún supermercado, en ninguna tienda de barrio, en ningún bar ni gasolinera. «No hay hielo», puede leerse en distintos carteles.
«Antes nos traían por la mañana dos palés enteros de hielo. Ahora nos han traído medio y se ha terminado en media hora», nos cuenta una empleada de un supermercado.
Para encontrar bolsas de hielo debemos ir hasta la gasolinera «del caballo blanco». Se corre la voz y allí se prepara la cola para conseguir las últimas bolsas. «No nos planteamos subir el precio porque nos parece un bien necesario, sobre todo durante el festival», nos comentan quienes aún pueden vender bolsas.
No tenía nada que ver con el festival, ni con Soria. La falta de hielo se está produciendo en todas partes. En Guadalajara, Madrid, Valencia, está pasando exactamente igual: no hay hielo.
Según la información que está publicándose, «el aumento en el precio de la energía en los últimos meses, la elevada inflación, el incremento de los precios a nivel general y la alta demanda este verano son los factores que están detrás del problema».
Según explica a ‘La Vanguardia’ Sergio del Moral, del distribuidor Tele Hielo de Madrid, esta posible escasez se debe al incremento en el precio de la luz.
«Como no se ha podido llegar a una estabilización de los costes para poder vender el hielo a un precio de mercado habitual, las fábricas pararon la producción y es ahora, en verano, cuando se está notando. La previsión es que en agosto no haya hielo», indica al citado medio.
Hay supermercados donde se está racionando la venta de hielo, a un saco por cliente. Ya lo vimos con el aceite hace unos meses.