Se dice que técnicamente, la fotografía (de –foto- y -grafía-), es el arte y la técnica de obtener imágenes y plasmarlas por la acción de la luz. Pero en realidad la fotografía sirve para contar historias, para captar un momento y hacerlo perdurar en el tiempo. En este caso, es también una prueba de las brutalidades cometidas por la policía patriótica española durante el franquismo. Se trata de la dolorosa imagen del cuerpo torturado del militante de Comisiones Obreras y del PSUC, Francisco Téllez.
Aparte de lo que ilustra, la historia de quién y cómo se hizo la fotografía es igualmente memorable. Lo cuenta a la perfección el artículo de Jordi Panyella en El Punt Avui: los militantes del PSUC Antoni Borràs y Quim Boix, junto con Remei Ramírez, secretaria de la vicaría episcopal obrera, idearon una operación clandestina para enseñar al mundo las atrocidades y la represión del régimen de Francisco Franco.
El autor material de la fotografía es el médico, Antoni Borràs -padre de la presidenta del Parlament, Laura Borràs- quien siguió el plan de Boix para conseguir hacer la instantánea sin ser pillado. La posición y prestigio del que gozaba el doctor le permitieron tomar la foto, eso sí, asumiendo un considerable riesgo.
De esta forma Borràs, Boix y Ramírez consiguieron hacer difusión, a través de un boletín impreso en la Abadía de Montserrat, de las torturas de la Guardia Civil. Una fotografía histórica y con historia. De esta manera el mundo supo los métodos de brutalidad que empleaba la policía española. Modus actuandi que se mantiene intacto, como por ejemplo, saben en Catalunya…