Con los últimos datos publicados, este escándalo anual va en aumento y mientras desde las estructuras del estado monárquico nos roban, nos espían y nos inculcan que sólo podemos vivir como españoles, los dirigentes políticos independentistas siguen embarrancados en discusiones banales que lo único que hacen es atizar una absurda guerra civil dentro del independentismo.
Todos los partidos, sin excepción, lo dejan hacer y en ningún caso intervienen para detener esta humillante degradación. Hace poco, en un brillante artículo, Carod-Rovira se preguntaba si habíamos tocado fondo y yo, sinceramente, creo que todavía no, sobre todo viendo cómo perdemos el tiempo con estériles peleas sobre temas que nos pasan por culpa de no sacar adelante el acuerdo de gobierno que establecía la creación de un espacio de trabajo para acordar una hoja de ruta ganadora. Queda claro que cumplir con esta parte del programa da miedo a los propios dirigentes independentistas y prefieren que nos matemos entre nosotros que arriesgarse a sufrir nuevas represiones de España.
Después de mucho tiempo de insistir, hace unos años, se publicaron las balanzas fiscales de un ejercicio concreto y el resultado fue de escándalo. Inmediatamente, se dejaron de publicar y ya no han vuelto a publicarse con las excusas banales de siempre de “no enfrentar los territorios”. Sin embargo, hay suficientes datos para comprobar que el expolio fiscal, lejos de mermar se ha incrementado y el mejor ejemplo es el más sencillo: cuanto más recauda la hacienda española más aumenta el expolio fiscal, ya que más de la mitad de lo recogido no vuelve a las CCAA.
Por tanto, este injusto sistema penaliza a los territorios más trabajadores y creativos, los que más aportan, por el hecho de que automáticamente son los que más pierden. Esto es palmario en el caso de los Països Catalans y, en concreto en el caso de Catalunya, los 2500 millones de euros que ha cobrado Catalunya, lo mismo que todas las CCAA, es decir aplicando el famoso “café para todos”, no es sino un nuevo robo. Catalunya, las Islas y la Comunidad Valenciana han sufrido un nuevo expolio de más de 7.000 millones de euros. Una vez más nos han dado las migajas, lejos del pan entero.
Esto que explico aquí no puede negarlo ningún partido independentista y la pregunta es clara: ¿Cómo es que no ponemos este expolio en lo alto de las políticas comunicativas del gobierno? Eso sí sería ampliar la base, ya que este expolio afecta a todo el mundo censado aquí y el consiguiente descenso de ingresos provoca que el gobierno catalán no pueda hacer las cosas como es debido y correspondería al esfuerzo de los ciudadanos.
Basta con comparar con lo que ocurre en Navarra y el País Vasco: nosotros no podemos hacer ni la mitad de las cosas que hacen ellos. Pero no, venga que venga, seguimos entretenidos en una guerra civil que no lleva a ninguna parte y, lo que es peor, es recurrente en nuestra historia: Ya lo anticipó Alejandro Lerroux durante la segunda república y más recientemente el entonces presidente español, José María Aznar.
No podemos continuar de esa manera. Es necesaria una reflexión serena y un encuentro de partidos independentistas y las entidades de la sociedad civil, con un mediador internacional, que haga posible el encuentro y poder explicar sus resultados. Esto es simplemente cumplir con el pacto del actual gobierno y no lo que está pasando de mantener la guerra civil independentista.
Echándonos los platos por la cabeza no avanzaremos y ya son cinco años perdidos desde el 1-O. Como hemos repetidamente indicado en nuestras editoriales, de momento ningún partido será hegemónico en Catalunya en los próximos años. O se forja un gran acuerdo o todavía seremos una colonia extractora de España durante un montón de años.
