Como ya hemos venido indicando en las últimas semanas, Inés Arrimadas tiene los días contados en Ciudadanos. Aunque la jerezana intente mirar para otro lado e intente aferrarse a poltrona de su partido, o hace un paso al costado o acabará contra la pared.
Y es que esta vez se niega a dimitir pese al alud de críticas y polémica generada. A la formación naranja le quedan cada vez menos aire en la balsa y poco a poco se convierte en un bote a la deriva que no encuentra ningún puerto ni playa.
Este lunes se hizo público un manifiesto contra la líder del partido donde se le acusaba a directamente ella y no al “logo, color o afiliados”, de todos los problemas del partido. Ahora, se han recogido ya más de 400 firmas para convocar una asamblea extraordinaria y así forzar su total dimisión.
No sólo ella está involucrada en este despropósito, sino que el partido tampoco se sale con la suya: Según las encuestas, sólo conservarían (como máximo) un solo diputado en el Congreso. Así pues, la formación naranja se encuentra en una situación límite. Arrimadas puede acabar en el paredón en un consejo de guerra por sus propios militantes. Lo lógico.