El primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Store, ha manifestado sus dudas sobre el establecimiento de un posible tope al precio del gas por parte de la Unión Europea.
«Abordamos las discusiones con espíritu abierto, pero somos escépticos sobre el establecimiento de un precio máximo al gas», afirmó mediante un comunicado oficial tras mantener una conversación telefónica con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen.
Explicó que «un precio máximo no cambia la cuestión fundamental: la escasez de gas en Europa».
Una postura que se anuncia después de que el pasado viernes tuviera lugar una reunión de urgencia entre los ministros de los Estados miembro de la UE para abordar la crisis energética que se avecina el próximo invierno.
Noruega, que no es miembro de la UE, se ha beneficiado de la caída del suministro de gas ruso a la UE, y ha indicado que podría abrirse al establecimiento de un tope al precio a largo plazo para ayudar a sus socios europeos, pero que no considera que sea una medida realmente eficaz.
El primer ministro noruego ha querido subrayar que no depende del Gobierno el establecimiento del precio. «Le recuerdo a mis colegas europeos que no soy yo quien vende el gas. Las licencias se dan a empresas que pagan un impuesto alto y después son ellas quienes lo venden».
Noruega ha reemplazado a Rusia como el principal proveedor de gas a Europa, con un aumento del 8% en las entregas.