El Gobierno alemán ha anunciado esta mañana que «ha tomado el control» de la unidad alemana de la empresa petrolera rusa Rosneft PJSC, y de otras tres refinerías en Vohburg y Karlsruhe.
Alemania tiene el poder de hacerse cargo de la administración de una empresa de energía mediante la emisión de una orden a través de la Ley de Seguridad Energética de Alemania.
La tutela se extiende hasta el 15 de marzo de 2023, pero podría renovarse. Rosneft puede impugnar la orden en los tribunales alemanes.
Alemania se está preparando para dejar de comprar crudo ruso antes de fin de año y necesitaba asegurarse de que la participación del Kremlin en sus refinerías clave no se convirtiera en una amenaza para los suministros.
El Ministerio de Economía alemán dijo que la medida “contrarresta la amenaza inminente a la seguridad del suministro de energía y sienta una base importante para la preservación en el futuro de estos materiales».
La razón que ha dado el gobierno es que peligraba la producción de las destilerías de petróleo por la propiedad rusa de la compañía, según ha señalado Europapress.
La refinería ahora se está preparando para posibles represalias de Rusia, como restricciones a corto plazo en el crudo suministrado a través del enlace Druzhba de la era de la Guerra Fría, dijo el operador PCK Raffinerie GmbH en un comunicado.
El Ministerio de Economía y Protección del Clima alemán ha explicado, mediante un comunicado, que Rosnef PSJC estará bajo la tutela de la Agencia Federal de Redes, el ente gubernamental encargado del suministro gasístico.
La filial alemana de Rosneft representa el 12% de la capacidad de procesamiento de petróleo en Alemania (a través de participaciones en las refinerías de Schwedt, Karlsruhe y Vohburg), por lo que es la más grande del país.
La medida también afecta a las participaciones en Francia, Italia y Austria, lo que pone de relieve lo interconectado que está el sistema energético de Europa.
Conversaciones para hacerse con Uniper SE y dos importadores más de gas
Según ha informado Bloomberg, el ejecutivo alemán estaría en conversaciones para hacerse también con el control de Uniper y otras dos importadoras más de gas.
Uniper pierde 100 millones de euros (99,7 millones de dólares) al día en su intento de reemplazar el gas ruso para mantener las entregas a las empresas de servicios públicos y los fabricantes locales.
Uno de los activos más críticos en el acuerdo es la refinería Schwedt cerca de la frontera con Polonia, que abastece de combustible a Berlín y gran parte del este de Alemania.