La jefa del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, explicó ayer que el BCE ha tenido que elevar las tasas de interés en 75 puntos básicos en un intento por controlar los precios al alza.
Ante el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, Lagarde admitió que «la inflación sigue siendo demasiado alta y es probable que se mantenga por encima de nuestro objetivo durante un periodo prolongado».
La que fuera responsable del Fondo Monteraio Internacional (FMI), advirtió que «las consecuencias económicas para la zona del euro por la guerra de agresión injustificada de Rusia contra Ucrania» se habían incrementado más aún desde el pasado mes de junio, refiriéndose a las sanciones sobre el petróleo y el gas rusos, que hicieron que los precios de los combustibles se disparasen.
En su intervención afirmó que «el panorama se está oscureciendo». Y explicó que el BCE espera que la actividad se desacelere sustancialmente en lo que queda de año.
Gran parte del crecimiento económico de este trimestre, se ha debido, según Lagarde, al «fuerte gasto de los consumidores» impulsado por la reapertura de industrias cerradas por la pandemia.
El aumento de la inflación está viéndose incrementado por las interrupciones en el suministro de gas y la incertidumbre existente está haciendo mella en la confianza de las familias y de las empresas.
Se espera que la situación empeore, según Lagarde, con respecto al aumento de precios de la energía y de los alimentos, que suponen la principal causa de preocupación actual para dos de cada tres europeos, según el Eurobarómetro.