El juzgado de instrucción 5 de Vilanova y la Geltrú ha denegado el ingreso en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barcelona al activista musulmán Amarouch Azbir. El juez le ha dejado en libertad pero le obliga a comparecer tres veces por semana como medida cautelar. A pesar de las supuesta amenaza a la seguridad nacional, según los informes de la policía, que les acusan de haberse radicalizado.
El caso se diferencia así del del otro activista de la comunidad islámica Mohamed Said Badaoui, a quien el juzgado de guardia de Reus envió al CIE el viernes. Sobre ambos activistas existe una orden de expulsión pendiente desde el verano. El origen del orden de detención es una denuncia de la Comisaría General de Información por «radicalismo ideológico», «difusión de postulados radicales progihadistas» y por ser «uno de los principales referentes en España del salafismo más ortodoxo».
El activista fue arrestado en su ciudad este martes por la policía española. Este jueves la Audiencia Nacional rechazó las medidas cautelosísimas planteadas por Ivan Jiménez, abogado de ambos. Pero el juzgado de Instrucción 5 de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) decidió, en la jornada de ayer sábado, la puesta en libertad de Amarouch Azbir.
Así, quedó pendiente la ejecución de la orden de expulsión, pero el viernes ambos fueron devueltos a sus localidades a la espera de pasar por los juzgados de guardia. Azbir lleva más de 20 años viviendo en Vilanova i la Geltrú y es presidente de la asociación islámica Al-Forkan de esta localidad.