El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, ha enviado esta misma mañana del lunes 24 de octubre una carta al Hermano Mayor de la Hermandad de La Macarena para que proceda al cumplimiento de la Ley de Memoria. La hermandad, que lleva años resistiéndose a retirar los de la basílica los restos del general africanista, Gonzalo Queipo de Llano, ha colmado la paciencia del secretario de Estado.
En ella cuyo artículo 38.3 no debería, en realidad, necesitar carta oficial alguna para ser cumplido cabalmente: “Los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra o la Dictadura”.
Hay que recordar que Queipo de Llano fue uno de las mayores responsables de la brutal represión franquista y bajo sus órdenes fueron asesinadas más de 45.000 personas, muchas de ellas fusiladas en los lienzos de la muralla árabe que aún se conserva junto a la Basílica de la Macarena, a pocos metros de la lápida bajo la que está enterrado.
La Secretaría de Estado de Memoria Democrática también indica en la misiva a la citada cofradía que urge al traslado del general Francisco Bohórquez, auditor de guerra, que era quien firmaba cada una de las sentencias de muerte, y su cuerpo yace en la zona del antepresbisterio del templo oculto bajo unas alfombras.
Queipo de Llano fue clave en el alzamiento de 1936, especialmente en Andalucía, donde tomó Sevilla. Desde allí usó la radio como instrumento de terror. Se le vincula con la muerte de Federico García Lorca y su sentencia final: «Dadle café, mucho café»…