La Administración Biden continúa impulsando políticas que obligarían a los trabajadores estadounidenses a unirse a un sindicato, lo quieran o no. De esta manera el Departamento de Trabajo y la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés) propusieron recientemente nuevas reglas administrativas, según indica el artículo de opinión de Tom Hebert desde The Washington Times estadounidense.
Estas ‘reglas’ impuestas, aumentarían los impuestos y amenazarían los modelos comerciales en los que dependen decenas de millones de estadounidenses para llevar comida a la mesa. Por lo que la administración Biden debería retirar esas propuestas y centrarse en políticas que ayuden a las familias a recuperarse de la inflación alta generacional, según indica Hebert.
La regla propuesta por el Departamento de Trabajo obligaría a los estadounidenses que no quieren un jefe a tener un jefe. Según la ley actual, los contratistas independientes realizan una tarea o ejecutan un proyecto y presentan el resultado a una persona o empresa para recibir un pago. A diferencia de los empleados tradicionales, los contratistas independientes tienen la libertad de establecer sus propios horarios, determinar su carga de trabajo y pueden poner comida en la mesa sin necesidad de un jefe.
La nueva regla propuesta por Labor obligaría a los contratistas independientes a reclasificarse como empleados W-2 si el trabajador es “económicamente dependiente” de la entidad que le paga. Los trabajadores independientes vienen en todas las formas y tamaños: mantenimiento, traductores, dibujantes, payasos de rodeo, conductores de Uber, programadores, artistas de alianzas matrimoniales, magos y Santas de centros comerciales son solo algunas de las innumerables profesiones posibles gracias a la clasificación de contratistas independientes.
La regla propuesta ignora que menos de 1 de cada 10 contratistas independientes quiere reclasificarse como empleados tradicionales, según la Oficina de Estadísticas Laborales no partidista. Labor inicialmente le dio al público solo 46 días para comentar sobre la nueva regla antes de retrasar la fecha límite 15 días más, lo que indica que la agencia no está interesada en escuchar a las decenas de millones de personas que se verían obligadas a reclasificarse bajo la nueva norma.
La norma también impone un aumento de impuestos a los trabajadores reclasificados. Un estudio reciente de la Fundación Tholos mostró que la reclasificación masiva de contratistas independientes aumentaría los impuestos de aproximadamente 33 millones de estadounidenses. Más del 96 % de los trabajadores reclasificados ganan menos de $400 000 al año, rompiendo la promesa de campaña del presidente Biden de no aumentar los impuestos a los trabajadores que ganan menos de 400.000 dólares…