El Ministerio de Defensa de Rusia ha admitido la muerte de 63 soldados en el bombardeo de las fuerzas ucranianas de un cuartel provisional del ejército ruso en Makívka, en la región ocupada de Donetsk, el pasado 31 de diciembre.
El portavoz de la Defensa rusa, Ígor Konashenkov, concretó que el ataque fue con seis misiles Himars –imagen abajo-, producidos en Estados Unidos, dos de los cuales fueron abatidos por los sistemas de defensa aérea rusa.
«Como resultado del ataque con cuatro misiles con una ojiva altamente explosiva en punto de despliegue temporal, 63 soldados rusos han muerto. Sus familiares recibirán toda la ayuda y el apoyo necesarios», ha explicado este lunes Konashénkov, en la su comparecencia de prensa diaria. No es habitual que el Kremlin dé información sobre sus bajas.
En un vídeo publicado en las redes y con la ubicación verificada por Reuters, se ve un edificio reducido a escombros en Makiivka, a 5 kilómetros de la ciudad de Donetsk. Se trata de una antigua escuela profesional, reconvertida en cuartel donde se habrían instalado los soldados rusos.
Vídeo: