A pesar de que no ha sorprendido a muchos, no deja de ser menos preocupante, y es que la Word Electoral Freedom Index (WEFI) o Fundación por el Avance de la Libertad Electoral (IMLE) ha presentado su quinto Índice. Un informe que clasifica y analiza los sistemas electorales y el grado de libertad individual de los electores de cada país estudiado. Esta quinta edición del informe vuelve a dejar a España en una posición mediocre, incluso retrocediendo puestos. España ha pasado de ocupar el 38º puesto en 2021 a ocupar el 47º año, con una disminución de dos centésimas respecto al año anterior.
El informe del año 2022 sitúa a Finlandia, Islandia, Irlanda, Suiza y Dinamarca como mejores democracias, que repiten en sus respectivas posiciones. Algunos países han sorprendido por su gran avance en comparación con el año 2021, como es el caso de Letonia (ha avanzado 10 posiciones y se sitúa en el número 9), Palaos (ha avanzado 35 y ahora se encuentra en el número 11), República Dominicana (ha avanzado 40 posiciones y se encuentra en el número 16) o Kiribati (ha avanzado 42 posiciones y se sitúa en 17ª posición).
El avance de posiciones de muchos estados se debe principalmente a la mejora de los estándares democráticos que han realizado. La Fundación para el Avance de la Libertad justifica la posición número 47 de España porque el sistema electoral español, pese a ser correcto, no alcanza «niveles de excelencia», y todavía tiene mucho margen de mejora en el sufragio pasivo. Algo de lo que ya estamos acostumbrados a escuchar con los diferentes informes foráneos. Sin ir más lejos un estudio publicado por ‘The Economist’ revelaba el año pasado que España había pasado de «democracia plena» a «democracia deficiente».
Ahora esta fundación destaca en las conclusiones que en muchos países considerados democráticos, como es el caso de España, tienen una “democracia bastante imperfecta, aparente y superficial”, porque el poder reside en una élite de intermediarios y representantes políticos “pobremente legitimada por procesos bastante obsoletos en nuestra actual era tecnológica”. Resaltan también que los países con fuertes carencias de libertad electoral en el sufragio pasivo «ponen en duda la efectividad real del sistema democrático».