La portavoz del Gobierno de España, Isabel Rodríguez, ha asegurado que su ejecutivo eligió a Barcelona para celebrar la polémica cumbre hispano-francesa del próximo 19 de enero por el protagonismo de la ciudad en el proyecto H2Med, la conexión de hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella. Pura escenificación política que nadie en Catalunya se lo pasa. Barcelona vende internacionalmente, pero también entiende del buen teatro.
Y, de paso, dice Rodríguez, lo hace para aprovechar la “buena oportunidad” que supone para el gobierno español poder hacer gala de la “buena relación” entre Catalunya y España. «El cambio de paradigma en Catalunya es evidente», sostienen fuentes del ejecutivo de Pedro Sánchez, que celebran que las relaciones institucionales «se han normalizado».
En cuanto a la participación de ERC en la manifestación del independentismo contra la cumbre, Rodríguez ha asegurado que el gobierno español «no tiene nada que decir». “Cada posición política puede defender sus planteamientos. Éste es un gobierno que ha trabajado por la convivencia en Catalunya, por la recuperación del cariño y la normalización de las relaciones institucionales, y hoy la convivencia en Catalunya no tiene nada que ver con la situación de 2017”, ha presumido.
Fuentes del ejecutivo español han señalado que esperan que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, participe en la cumbre al igual que lo han hecho otros presidentes autonómicos en cumbres anteriores. Y así será: la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ya ha confirmado que Aragonés no irá a la manifestación. «Le corresponde estar en el acto institucional como primera institución del país», ha defendido. Sin embargo, desde el gobierno central no prevén aprovechar la cumbre para celebrar una reunión entre Sánchez y Aragonés.