Avance significativo de la ciencia con las bacterias. Un equipo de investigación ha diseñado la primera “píldora viva” para tratar las infecciones pulmonares. El tratamiento se dirige a Pseudomonas aeruginosa, un tipo de bacteria que es naturalmente resistente a muchos tipos de antibióticos y es una fuente común de infecciones en los hospitales.
El tratamiento consiste en utilizar una versión modificada de la bacteria Mycoplasma pneumoniae, eliminando su capacidad patógena y adaptarla para que, en su lugar, ataque a P. aeruginosa. La bacteria modificada se usa en combinación con dosis bajas de antibióticos que no serían eficaces por sí solas.
El equipo científico observó que el uso del tratamiento en ratones redujo significativamente las infecciones pulmonares. La “píldora viva” duplicó la tasa de supervivencia del ratón en comparación con la opción de no usar ningún tratamiento. La administración de una única dosis alta del tratamiento no mostraba signos de toxicidad en los pulmones. Una vez que el tratamiento hubo terminado su curso, el sistema inmune innato eliminó las bacterias modificadas en un período de cuatro días.
Los hallazgos se publican en la revista “Nature Biotechnology” y cuentan con el apoyo de la Fundación “la Caixa” a través de la convocatoria CaixaResearch Health. El estudio ha sido liderado por el Centro de Regulación Genómica (CRG) y Pulmobiotics en colaboración con el Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), el Hospital Clínic de Barcelona y el Instituto de Agrobiotecnología (IdAB), un instituto de investigación del CSIC y el Gobierno de Navarra.
Las infecciones causadas por P. aeruginosa son difíciles de tratar porque la bacteria vive en comunidades que forman biopelículas. Las biopelículas pueden adherirse a varias superficies del cuerpo, formando estructuras impenetrables que escapan al alcance de los antibióticos.
La cepa de M. pneumoniae diseñada idealmente para tratar la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y bronquiectasias, así como infecciones agudas de las vías respiratorias, como la traqueobronquitis asociada a la ventilación (VAT) y la neumonía asociada a la ventilación (VAP) debe combinar la dispersión del biofilm y la actividad antimicrobiana.
Idealmente, la bacteria seleccionada debería estar presente de forma natural en el órgano a tratar, para asegurar su supervivencia y limitar la propagación a otros órganos. Por ejemplo, la cepa de Escherichia coli Nissle 1917 se diseñó para tratar infecciones por P. aeruginosa en el intestino, pero no se puede usar para tratar infecciones respiratorias porque el tracto respiratorio no es su nicho natural, según indica Nature.