La Casa Real española no para de cometer las poco ejemplarizantes acciones día sí, día también. No se escapa ningún miembro de los Borbones. La última, el rey emérito Juan Carlos I quiere dejar de ser un contribuyente español y, para ello, ha solicitado trasladar su residencia fiscal a Emiratos Árabes Unidos. De hecho, ya habría iniciado los trámites administrativos, según indica El Mundo.
De conseguir su estratégico plan de mal pagador y peor patriota, Juan Carlos I no presentaría en España la declaración del IRPF correspondiente a 2022, sino que pasaría a tributar en el país del golfo Pérsico, donde no existe el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, ni pagaría impuestos por las ganancias personales.
El emérito, fiscalmente que no moralmente, cumple el requisito para tributar en Emiratos Árabes Unidos, según ese diario: poseer la residencia fiscal por haber residido más de 183 días por un año fiscal. Al mismo tiempo, podrá dejar de contribuir a la Agencia Tributaria española por esa misma razón. Algo que se vería como una acción de un defraudador cualquiera.
Es decir, ya no sería residente fiscal español por no permanecer durante ese mismo período de tiempo en nuestro país, pese a tener una vivienda en España, pues la ley entiende que mantiene «relaciones personales y económicas más estrechas» con Emiratos. En cualquier caso sería un acto que seguramente estaría muy mal vista por el resto de españoles, que aún tiene que tributar en España y lo tuvieron a él como ejemplo y Jefe de Estado.