El ministerio del Interior de España había asegurado que las infiltraciones sin autorización judicial de agentes de la Policía Nacional en movimientos sociales de Catalunya eran historia. El propio titular de Interior, Grande-Marlaska, aseguró el pasado verano que las actividades de infiltración en los movimientos sociales catalanes «habían cesado». Bien, pues era mentira. La policía española ha infiltrado infamemente, al menos que se sepa hasta ahora, a dos agentes en los movimientos independentistas: Marc Hernàndez Pon y Daniel Hernàndez Pons.
El semanario La Directa, relata paso a paso este lunes la infiltración del segundo policía, un joven que convivió durante 3 años entre plataformas, movilizaciones y entidades del entorno antisistema de Barcelona y l’Hospitalet de Llobregat. Este se infiltró a finales del 2020 en distintos proyectos políticos bajo la falsa identidad descrita Haciéndose pasar por un joven interesado e implicado en el activismo, logró superar todos los filtros y adentrarse en las organizaciones, jornadas, asambleas y manifestaciones de estos movimientos.
Este policía tenía 31 años y se metió en su papel; llevaba tatuajes, el cabello pintado y estaba muy instruido en la causa, sobre todo, libertaria y anarquista. Aterrizó en el gimnasio de un centro social ocupado y desde allí fue construyendo su personaje para ganarse la confianza de los demás activistas, según detalla ese diario. Incluso llegó a controlar las claves de algunos locales y centros sociales ocupados.
Hay que recordar, tal como informamos, que el primero, Marc Hernàndez Pon en realidad su verdadera identidad se corresponde a I.J.E.G., es funcionario del Cuerpo de la Policía Nacional y nacido en Menorca. Durante dos años, se infiltró en el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), en el colectivo por el derecho a la vivienda Resistim al Gòtic y en el Casal Popular Lina Òdena, ambos de Barcelona.
Sin embargo, tal y como revela La Directa, el supuesto nuevo activista era un miembro del Cuerpo de la Policía Nacional española, alumno de la escuela de policía de Ávila entre los años 2018 y 2019. El mismo medio recuerda que el marco legal actual establece claramente que este tipo de infiltraciones sólo pueden llevarse a cabo cuando existe una orden judicial, y en supuestos de terrorismo, crimen organizado y tráfico de estupefacientes.
El falso activista, además de establecer relaciones de amistad con los demás miembros de las organizaciones, llegó a mantener diversas relaciones afectivas con otros activistas, estableciendo con dos de ellas una relación de pareja. Un total de 8 mujeres dan su testimonio en el reportaje del medio; una de ellas asegura que «si hubiera sabido que era policía, nunca habría mantenido una relación».
Durante todo el período de infiltración, ha mantenido una doble vida que le obligaba a buscar excusas a sus ausencias. Muchas mañanas trabajaba como ayudante de un instalador autónomo de aire acondicionado –aseguraba–, y desaparecía durante unos días siempre con la coartada de visitar a su familia en Palma oro de ir a ver a amigo a Tarragona, o viajes al extranjero.
Una serie de errores cometidos por el propio falso activista, así como las investigaciones de La Directa, que meses atrás ya destapó la verdadera identidad de un agente infiltrado, como informamos en el enlace anterior, han desmontado el relato que con tanto cuidado y esfuerzo el policía infiltrado ha construido durante 3 años para espiar a la izquierda política catalana. Ahora, hace meses que el supuesto activista no se encuentra en la ciudad.
Este policía se llama Daniel Hermoso Pérez y se infiltró 3 años en movimientos sociales de izquierdas para mantener relaciones sexoafectivas con activistas en Catalunya. Marlaska lo ha premiado y ha sido ascendido con plaza en la embajada por más de 10.000 euros mensuales. pic.twitter.com/ccHyW4CNmn
— Fonsi Loaiza (@FonsiLoaiza) February 3, 2023
