Llevamos un año de una guerra innecesaria, bien, como todas las guerras. Este jueves se cumplen 365 días desde que comenzó la intromisión bélica de Rusia en Ucrania. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, llegó a primera hora de la mañana en tren a Kiev para reunirse con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, y transmitir el apoyo de España al país, a un día de que se cumpla un año visto del comienzo de la invasión a gran escala rusa.
El presidente del Gobierno sigue el recorrido habitual que realizan los mandatarios extranjeros que llegan a Ucrania. Con desplazamientos a las ciudades de Bucha e Irpín, situadas cerca de la capital y especialmente castigadas por la guerra. En la ocasión anterior, el presidente del Gobierno recorrió Borodianka, una de las ciudades que más intensamente habían sufrido la ofensiva militar rusa.
La visita de Sánchez a Kiev es la tercera de un mandatario internacional esta semana, después del arribo a la ciudad ucraniana del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el pasado lunes y la jefa del Gobierno italiano, Giorgia Meloni, al día siguiente. La primera visita de Sánchez a Ucrania se produjo el 21 de abril del pasado año, cuando al igual que en esta ocasión, un avión de la Fuerza Aérea Española le trasladó hasta Polonia, donde partió el tren nocturno que le llevó a la capital ucraniana.
En cualquier caso cuando llevamos 365 días de conflicto bélico, el Ejército ucraniano resiste al avance de su enemigo en Bakhmut, que amenaza con estrechar el cerco sobre este bastión del Donbás. Además, un año después de que estallara la guerra, China sigue manteniendo una postura ambigua: pide respeto para la «integridad territorial» de Ucrania y también para las «legítimas preocupaciones» de Rusia, mientras trata de mantener a raya a Estados Unidos y procura, según los expertos, seguir haciendo negocios con Occidente.